El post anterior originalmente lo edité contando lo que hicimos (o más bien, no hicimos) esa noche en Vancouver, incluyendo una foto... pero el internet en los cuartos no era gratis así que esa información se fue al ciberlimbo virtual.
El día siguiente duró como treinta y tantas horas. Salí de Vancouver a la 1PM. Me dieron las 2PM una y otra y otra vez conforme el avión cruzaba husos horarios tratando de ganarle al sol. Finalmente llegué a Japón a las 3 de la tarde.
Ah, eso sí, mi día empezó en domingo y terminó en lunes, aunque nunca se hizo de noche para mí.
El segundo día nos encontramos en la calle a una señora japonesa--ya la habíamos visto acá en el OSIC-- que está enamorada de México, y nos invitó a pasar a su casa. No todos los días se canta el Himno Nacional Mexicano con una japonesa en su casa.
El día siguiente, después de nuestras clases de historia y cultura, a la tienda de 100 yenes, al centro comercial --pura ropa casi-- y a los konbini (Oxxos). Luego, a jugar billar y convivir con los nuevos amigos. Un par de cervezas, el jet lag y el hecho de que el arroz no es tan bueno para absorber el alcohol, hicieron que decidiera ir a la cama no tan tarde antes de que terminara rayando toda la mesa de billar con el taco. O algo peor.
Hoy, conocimos el pasado de Osaka en su museo dentro del castillo, y luego su presente en el acuario y en las iluminadas calles de Dotombori, llenas de luces neón y pantallas gigantes y letreros de カラオケ y jóvenes extravagantes formando ríos de ojos alargados. Ahí fue cuando ya me cayó el veinte. ¡ESTOY EN JAPÓN!
Mañana, clase de sistema político, ir al Den Den Town a comprar una buena cámara, y en la noche al karaoke. Quesque dicen Biomara y Miguel Ángel que también les gusta cantar...
En fin, he querido escribir algo padre sobre eso cada día, pero termino muerto y hay que levantarse temprano al día siguiente.
Así que, si quieren enterarse, vayan a ver mis fotos. Están todas las que ha visto mi cámara, sin filtrar*, actualizadas cada día, y faltan las de los demás.
*No se asusten si ven algo comprometedor. Yo no fui. Me obligaron. Fue el sake. Ah, porque aquí TODO se te perdona si estabas borracho. O sea, a ningún japonés le preocupó que el ministro de noséqué estuviera borracho en la tele. Es la bebida de los dioses.
7 comentarios:
PD: después de varios días de comer y cenar miso, udon, onigiri, y katsudon, hoy nos aventuramos a un McDonald's.
La carne de McDonald's en Japón sí sabe a carne. Bastante mejor que lo que dan en México.
Udon me suena a un platillo de Sushi-itto
jojojojo
sí, los japoneses se lo piratearon jeje
Caray primo, pero qué envidia me dan tus aventuras del otro lado del globo.
Jvr, me da gusto que llegaras bien y que tu vida -- o más bien, aventura--- comience igual.
Saludos desde México y desde GNP. Seguiré tus aventuras lo más seguido que pueda y también te preguntaré sobre el asombroso lugar que Japón.
Qué padre leer tus aventuras japonesas ~ gracias por compartirlas. Me dio gracia eso de la japonesa cantando el himno nacional de México ;-)
Señor cuidese mucho, aprenda más y no olvide su Mexicalpando de las Tunas.
(Dios ni que conocí en persona y como que se te extraña)
Diviertete mucho y aprende más.
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