Sin trabajar

No es lo mismo estar sin trabajar que estar desempleado. Bueno, estrictamente uno pensaría que sí, que desempleado significa sin trabajo. Pero veamos qué dice la RAE:

desempleado, da. adj. Que se halla en situación de paro forzoso.

Nótese: paro forzoso.

Desde antes de buscar esta definición, para mí desempleado significa 'que no tiene trabajo y está buscando'. Y de alguna manera implica que lo necesita.

Desde la semana pasada estoy sin trabajar. Pero no desempleado. Poco después de que supe la fecha aproximada de mi salida a Japón, decidí que el 13 de febrero sería el último día que estaría trabajando en GNP.

Ahora, ¿por qué digo que no estoy desempleado? Por una sencilla razón. No quiero trabajar. No necesito trabajar. A partir de ahora tengo libertad financiera. Para los que no me hayan acompañado aún a las pláticas de esto, libertad financiera es el hecho de poder vivir feliz sin tener que trabajar por dinero. Un desempleado al que no le importa estar desempleado.

¿Cómo es eso? En mi caso particular, por lo pronto tengo suficiente dinero para vivir mi vida normal durante estas tres semanas. Luego me voy a Japón, y allá también, el amable gobierno japonés que apoya a los países en desarrollo me pagará para vivir. Y luego, al regresar, mis ingresos extras (que seguirán creciendo mientras estoy allá) serán suficientes para vivir. (¡Todos están invitados!)

Me parecía un experimento interesante esto de por primera vez no tener nada que tenga que hacer. No sabía qué iba a pasar. Pensé que el lunes pasado me despertaría sintiéndome súper raro, con la necesidad de ocuparme en algo. Y dije "lo primero que voy a hacer es sentarme a escribir en el blog y presumirles a todos que ya no tengo que trabajar."

Pero, ¿qué pasó? Pues que ya pasó una semana y nunca tuve el tiempo de sentarme a escribir. Eso es bueno. Cuando sentimos que el tiempo pasa tan rápido es porque estuvimos o muy ocupados o pasándola muy bien (o las dos cosas). Entre ir a recoger la Visa y los boletos, asuntos con el banco, un poco de apoyo en la oficina y convivir con mi linda novia, se me pasó toda la semana. Bueno, también ayudó un poco el hecho de que descubrí y me volví adicto a Desktop Tower Defense (que pueden jugar aquí) y a Portal: Still Alive (cuyo Trailer pueden ver aquí y si tienen Xbox360 pueden bajar el demo gratis desde aquí). Ambos jueguitos muy recomendables si quieren quedarse despiertos hasta las 4 de la mañana.

El caso es que pude mantenerme ocupado.

Y, ¿si no hubiera estado tan ocupado? En el teléfono público de la esquina había un papelito de clases de guitarra. Ya no hablé porque vi en su página de internet que lo que él toca es guitarra eléctrica, yo quiero aprender guitarra clásica. Pero sí quiero tomar clases de guitarra. Y de canto. Y lanzarme a hacer audiciones en teatro, por qué no. Y dedicarme a hacer cosas inútiles como esto y esto. Y cantar. Mucho. Y jugar Portal todo el día, jeje. Y leer. Y hacer ejercicio. Y pues, ya teniendo mucho dinero, viajar.

Todo eso quiero hacer cuando esté sin trabajar pero no desempleado. ¿Y ustedes?

PD: El otro día perdí un poco la razón y decidí comprar mi nombre en internet. Ahora si van a http://www.mecartistronico.com.mx van a... aquí mismo.

Uuuh, como en Portal.

PD2: Ni Kongregate ni Valve ni Ikar Smith me pagan un centavo por la publicidad.

Por cierto, si no tienen Xbox, pueden jugar una versión simplificada de Portal aquí. Es gratis y bajo en calorías.


EDIT:

PD3: Si haces el comentario número 10, te voy a hacer pastel.

Caminando por Reforma

Me encontré un negocio al cual le quise tomar foto pero no salió bien (porque la verdad ni me molesté en detener mi camino --aparte había unos polis que creo que no les gustó que tomara la foto).

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No se ve, pero lo que dice el logo es UNAGRA.

Me pregunto.... ¿si fueran dos, se volvería BIAGRA?

 

En otros temas, les presumo lo que conseguí hoy:

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El dinero no crece en los árboles (¿o sí?)

imageHace poco leí el libro "Secretos de la mente millonaria". En él, T. Harv Eker plantea algo muy interesante: tu relación con el dinero (durante toda la vida) depende en gran medida de lo que te decían tus papás sobre el dinero cuando eras chico.

Lamentablemente, a la mayoría de la gente lo que le dicen durante toda su niñez son cosas como "No tenemos dinero", "El dinero es la causa de todos los males", "Somos pobres, m'ijo", etc.

¿Cómo afecta esto? Según el autor, por ejemplo, si a una persona siempre le dijeron que "No tenemos dinero", eso se quedará programado en su subconsciente. Cuando sea grande y empiece a ganar dinero, subconscientemente va a hacer cosas que logren cumplir eso. Por ejemplo, comprar muchas cosas a crédito (para asegurarse de que el dinero que reciba se irá de inmediato) o incluso gastar en baratijas y cosas inservibles o no duraderas. De esta manera, por mucho dinero que gane, siempre le ocurrirá que no tiene dinero. Según su subconsciente, ése es el deber ser.

Entonces me puse a pensar. ¿Qué me decían a mí mis papás sobre el dinero cuando era niño?

Afortunadamente, mis papás nunca me dijeron nada por el estilo. O no que yo recuerde.

imagePor el contrario, tenía una tía que me consentía mucho. Ella era gerente de una sucursal de Bancomer. Claro que para un niño de cinco años, eso significaba que era dueña del banco. Y era muy claro. Cada vez que yo iba de compras con ella --una o dos veces al mes-- yo le pedía un juguete. Ella sólo tenía que ir al banco, meter su tarjeta en una ranura de un aparato incrustado en la pared, y una persona que estaba del otro lado de la pared le pasaba, por otra ranura, todo el dinero que ella quería. ¿Por qué? Pues porque ella era dueña del banco, y podía sacar todo el dinero que quería; nunca se iba a acabar. Y así me compraba el juguete que quería. Un juguete a la vez; tampoco se trataba de verse avorazado.

Quizá mis papás no tenían todo el dinero del mundo, pero había otras personas que sí tenían todo el que querían.

También recuerdo que ya entrada la primaria, mi papá hizo conmigo un trato. Yo era muy ñoño y adicto a los videojuegos, así que cada mes que mi boleta de calificaciones trajera dieces, mi papá me llevaría al centro a comprarme un cassette de Nintendo.

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imageDescubrí que realmente no era difícil conseguir esos dieces, y así mi papá cumplía con su parte del trato, sin falta. Hubo una o dos veces que quizá dijo algo como "Híjoles, ahora sí me la pusiste difícil, no hay mucha lana, pero ni modo, un trato es un trato." Y yo siempre obtenía mi cassette de Nintendo. Y así, durante media primaria y parte de la secundaria, yo me hice de una muy decente colección de veinte cassettes de Nintendo y otros tantos de Super Nintendo. Cada mes, un cassette.

Era un poco como trabajar por un sueldo mensual. Pero nunca me dijeron "no m'ijo, este mes no hay dinero."

Conclusión: no es difícil conseguir lo que quiero. Siempre se puede, con un poco de esfuerzo.

Uno de esos juegos era el excelente The Legend of Zelda: A Link to the Past. En ese juego, conforme ibas avanzando, al eliminar a algunos enemigos aparecían rupias que ibas juntando. También había algunos personajes que te pedían favores que te pagaban con rupias, y, si en vez de sólo avanzar y avanzar hacia tu meta, te detenías un poco a buscar entre las piedras y matorrales, encontrabas más rupias.

imageCon esas rupias podías luego comprar armas, pociones de salud y otros objetos útiles. El problema era que sólo podías cargar 999 rupias. Si agarrabas una más cuando ya tenías el límite, ésta simplemente desaparecía. Una rupia perdida. Se iba al ciberlimbo virtual y no la aprovechaste. No llegabas a 1000, no te las contaban extra, nada. 999 era el máximo. Y esto era realmente un problema, porque yo muy fácilmente llegaba a 999, y seguía encontrando más. No porque aparecieran en mi camino, sino porque dedicaba un poco de tiempo a conseguirlas.

Entonces tenía que gastarlas... entrar a concursos, comprar muchas pociones de salud --de las azules, las más caras-- y regalarle rupias a cuanto indigente se me atravesara proponiendo contarme una historia interesante por unas cuantas rupias (historias que a veces no eran tan interesantes). Gastaba y gastaba y compraba y compraba y nunca se me acababa el dinero. Siempre tenía más de lo que podía guardar.

Y este juego lo jugué cientos de veces, toda mi mi pubertad y adolescencia. Y así subconscientemente me acostumbré a que, buscándole un poco, siempre hay dinero suficiente para todo lo que quiero, y más.


Tal vez pudieran pensar que todo esto me llevó a ser una persona mimada y que cree que todo es fácil. Por el contrario. Aprendí a trabajar duro y hacer un esfuerzo por conseguir las cosas que quiero. Pero afortunadamente, no tengo la mentalidad de que "por más que trabaje siempre seré pobre."

¿El resultado? Nunca me ha faltado el dinero para hacer las cosas que quiero. Conseguí una beca para ayudarme a pagar la maestría; con lo que he ganado de mi trabajo he podido comprarme varios lujos; nunca he tenido que decir que no puedo hacer algo por no tener dinero (salvo la vez del congreso de robótica, pero eso no cuenta porque realmente no quería ir). Y hasta he encontrado oportunidades de tener un ingreso extra de por vida. Pronto me pagarán por estudiar en el extranjero, y sé que lo que viene después será igual de bueno o mejor.


Sé que habrá gente que no estará de acuerdo. Que dirá que es porque ahora vivo con mis papás y cosas así. Adelante, pueden opinar. No es mi problema, y, si piensan un poquito, ése no es el punto. Aunque su niñez haya sido diferente a la mía, siempre pueden reprogramarse.


A ti, ¿qué te decían sobre el dinero cuando eras niño?


>>el libro<<