Desenamorarse

A todos nos ha pasado.

Te enamoras de una persona. Tal vez llegas a tener una larga relación con ella. El amor crece y crece, hasta que llegan a un punto inesperado en el que las cosas simplemente ya no embonan. Y, por más que intentan hacerlas embonar, todo se va al barranco.

O tal vez no. Tal vez sólo te enamoras de ella, la amas en secreto y se lo insinúas cada vez que puedes, esperando que no se dé cuenta. Hasta que llega el momento en el que tú te das cuenta de que no puedes seguir así.

Pasa el tiempo, y ya no estás con esa persona. Esa persona ya no está contigo. Tal vez nunca lo estuvo. Ni en cuerpo ni en mente. Pero tú sigues estando con ella, en mente. Pasa el tiempo, y la sigues extrañando, la sigues soñando, la sigues recordando cada vez que ves un beso, das un abrazo o suena el teléfono.

Pero no puedes seguir así.

Te tienes que desenamorar.


En la mayoría de los casos, un buen camino a seguir es empezar a ver a otras personas. Con suerte, después de conocer a dos o tres personas nuevas, haya algo en alguna de ellas que por fin derrumbe los pilares con que sostenías tu indestructible amor por la persona. Por esa persona. Por aquella persona...

Tal vez tardes mucho tiempo; tal vez incluso lastimes a alguien que no lo merecía. Pero tus probabilidades de éxito al final de cuentas son altas.

Para desenamorarte de una persona, empieza a salir con otras personas.




Pero, ¿qué haces cuando te quieres desenamorar de un país ajeno?



A veces siento que mi relación con Japón parece una relación con una persona. Desde hace mucho me gustaba, y discretamente la volteaba a ver cada vez que estaba cerca. Empecé a preguntar por ella, a acercarme a ella, hasta que me atreví a contarle mis sentimientos. Quiero estar contigo. Y me dijo que sí.

Al principio, todo fue maravilloso. Todo era nuevo, todo era color de rosa. Estuve conociéndola; disfrutando todo lo que ya sabía que me gustaba, y conociendo muchas otras cosas más también. Después empecé a conocer cosas que no me gustaban de ella, pero aún así la quería. La quería más, por ser más real.

Sí, llegué a un punto en el que ya estaba acostumbrado a ella; ya daba por hecho que estaba con ella, que me quería también, y a veces dejaba de esforzarme. También tuvimos algunas riñas, pero siempre nos volvíamos a encontentar.

Pero, a diferencia de una relación personal, en este caso había un reloj de arena corriendo. Un reloj que siempre quise ignorar, pero que poco a poco se empezó a hacer más presente. Presente al grado de que provocó algunas peleas sin fundamentos válidos. Justo en nuestros últimos días juntos. Quise resarcirlos, pero fue demasiado tarde. El último grano cayó y nos tuvimos que separar.

Se cumple un año de que nos conocimos en persona. Se cumplen cuatro meses de que ya no estoy con ella. Y, a la fecha, sigo hablándole de ella a todos mis amigos; sigo desahogándome en mi blog. Sigo sacándola al tema, sigo haciendo comparaciones que algunas veces hieren a las personas. Ya todos están hartos, incluso yo mismo estoy harto, pero es que en verdad la extraño mucho.

Y sé que hay mucho más por delante. Que nos volveremos a ver cuando sea el momento, y que mientras tanto yo tengo que dejar todo eso atrás y seguir con mi vida. Aquí y ahora. Pero es que, en días como hoy, el recuerdo y la distancia duelen un poquito.

Hoy, les comparto un poquito de mi nostalgia (una cuarta parte, para ser exactos):


Como hace un año

Hoy escribí un post bien llegador y nostálgico. Pero ese post lleva un video, y ese video todavía no está listo, así que todavía no lo voy a publicar.* 

Por hoy, confórmense con saber que la nostalgia no me deja dormir.

Que, sin hacerlo conscientemente, hoy me quedé hasta altas horas de la madrugada viendo exactamente la misma serie / película que hace exactamente un año. Que, al igual que hace un año, no quería dejar de verla, en parte porque estaba intrigado por lo que seguía, y en parte porque sabía que en cuanto pusiera Stop me atacaría el nervio de irme a vivir lejos. 

Al igual que hace un año, ya tengo que hacer maletas. Meter todo en las maletas. Llevo poco tiempo de vivir en este cuarto, llegué apenas hace unos pocos meses, y ya me voy lejos. De cualquier modo nunca me llegué a encariñar con estas cortinas...

Me sorprende en verdad lo similar de la situación, la coincidencia de las fechas. Claro que en algunos aspectos la situación es totalmente diferente. Pero en otros...

He estado escuchando mucha música japonesa, que de alguna manera me llena de nostalgia.

Tengo aún tanto que hacer, tantas ganas de irme, y tanto miedo de irme...

Hoy, como hace un año, no sé exactamente qué esperar, sin embargo sé que todo va a salir bien y estoy emocionado.



Sólo que hoy, a diferencia de hace un año, no tengo fecha de regreso.