Montaña rusa

Decides subirte.

Baja la barra de seguridad, la conversación empieza.

El carrito empieza a subir. Traca, traca, traca, traca... te empieza a contar que está triste. Te platica todo lo que le pasa. Unos minutos más tarde, por fin llegas hasta la parte de arriba. Desde ahí ves todo. Y ya no hay marcha atrás. Empiezas a hablar.

Tomas velocidad. Expones todos tus argumentos. El carrito fluye sin problemas. Bajadas, subidas, todo parece dominado.

En cierto momento, decides arriesgarte. Soltar la barra. Levantar las manos. Contar un secreto.

No fue tan mal.

Pero entonces, llega una vuelta que no esperabas. Un secreto que encaja con el tuyo. Sube la velocidad, sientes pasar el piso muy cerca, y luego te levanta otra vez. Y se siente bien. Muy bien. El carrito parece detenerse por un momento, pero es sólo para volver a tomar velocidad.

Empezabas a soltar las manos con más confianza, pero las vueltas se vuelven más bruscas y decides agarrarte otra vez. Un rizo. Un tornillo. Una afirmación que no sabes cómo contestar. Una frase que te hace recordar que tú también tienes miedo.

Empiezas a agarrarle el ritmo al paseo. Descubres que soltarse se siente bien. La velocidad te gusta. Se vuelve muy disfrutable.

De repente, sin fijarse, alguien dice una palabra inocente pero precisa que activa una carga de tristeza en la otra persona. Y la montaña hace un giro brusco con una bajada, y tú no estás bien agarrado, y te toma por sorpresa, y sientes miedo, mucho miedo. Sientes que la adrenalina podría salirse por tus oídos y mejor te vuelves a agarrar fuerte, muy fuerte. Cierras los ojos y esperas que esto pronto termine. Y por un momento, desearías no haberte subido.

Luego te das cuenta que sólo fue eso. Un giro brusco. Nada grave. La montaña aún sigue siendo disfrutable. Abres los ojos. Gritas de emoción en las últimas subidas y bajadas. Descubres que abrir tus sentimientos no es tan malo como parecía.

Sonríes. Disfrutas. Y empiezas a pensar en los otros juegos a los que te quieres subir.

Cuando más lo estás disfrutando, llegan las últimas vueltas. La velocidad empieza a bajar. Empiezas a respirar más tranquilamente. La conversación ha terminado bien. Empiezas a despedirte.

El carrito se detiene. Sonriendo, tranquilo, feliz, sólo esperas a que se abra la barra de seguridad.

Te bajas y corres de nuevo a formarte, para subirte otra vez.

=)

murasaki no seetaa no onna (紫のセーターの女)

Hoy, después de más de un mes de vacaciones, llegarás tarde a la primera clase del nuevo curso. Esta vez, no esperas verla ahí. Sabes que el horario diferente le impedirá participar en el curso, así que estarás tranquilo. Al entrar al salón, de manera apenada te disculparás con la nueva maestra, y mirarás al salón en busca de un lugar vacío.

Y entonces la verás.

Estará sentada al fondo del salón. Con su suéter morado que tanto te gustaba, sus pantalones de mezclilla ajustados que tan bien le quedaban, según tú, y sus botas de terciopelo negro que en ese entonces te daban una impresión mezclada entre sensualidad y ternura. Su cabello negro lacio suelto que sin saberlo te sedujo hace unos meses, y la sonrisa que siempre le acompaña a donde va, y que por muchos meses acompañó a todos tus pensamientos.

A diferencia del salón de hace un par de cursos, ahora las sillas no estarán frente a frente rodeando una mesa larga, sino que mirarán todas hacia el frente. Y el único lugar vacío será justo frente a ella.

Por un instante pasará por tu cabeza la imagen del momento cuando la conociste, hace casi 7 meses.

Enviarás un saludo discreto a todos en general, y te sentarás en ese lugar vacío, dándole la espalda, para dejar atrás todo lo que sucedió, y todo lo que no sucedió.

Dame una buena razón

Publicado originalmente en BILF.



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He fallado más de una vez entregando el corazón,
he caído una y otra vez por perder la razón.
Y es que, así como me ves, soy un fracaso en el amor;
siempre hago todo al revés, cada vez resulta peor.

Es por eso que me prometí no volverme a enamorar.
Mejor que todo se quede así, ¿para qué arriesgar?
Si a la alberca me quiero meter y no sé muy bien nadar,
a lo hondo es mejor no ir, acá no está mal.


Pero entonces apareces tú
y siento las mariposas;
ya no hay nubes, el cielo es azul
y yo siento tantas cosas...

Dame una razón para soltarme de la orilla.
Dame una razón para volverlo a intentar.
Prueba que esto no va a terminar en pesadilla.
Dame una razón para creer en el amor.


Esta situación conozco ya: al principio todo bien.
Ven al cine, vamos a bailar, hoy te invito un café.
Luego todo empezará a fallar, lo presiento, vas a ver.
Todo siempre me termina mal, no hay nada que hacer.


Pero entonces apareces tú
y siento las mariposas;
ya no hay nubes, el cielo es azul
y yo siento tantas cosas...

Dame una razón para soltarme de la orilla.
Dame una razón para volverlo a intentar.
Prueba que esto no va a terminar en pesadilla.
Dame una razón para creer en el amor.


Dame una razón para besarte en la mejilla.
Dame una razón para atreverme a algo más.
Dime que está bien alejarme de la orilla.
Dame una razón para creer en el amor.

Dame una razón para creer en el amor.

Dame una razón para creer en el amor.


Internet 2.0 al servicio de la música

Pónganle play a este video y sigan leyendo mientras empieza
 
 
Mientras empieza, pónganle play a éste de abajo para que se vaya cargando pero déjenlo en pausa luego luego. Pónganle play cuando el de arriba vaya en el tiempo 0:40 (y medio segundo antes del 41).

Al principio tal vez no tenga mucho sentido... pero esperen un poco...

Me encanta cuando se usa la tecnología al servicio del arte.

 

Si les gustó, pueden jugar también a sincronizar estos:

http://www.youtube.com/watch?v=-1LBOWqE8Q4 

http://www.youtube.com/watch?v=Q8HbDj8q83Q

(Ambos deben empezar como al tiempo 0:02 del de la flauta)

 

 

Enlace: Youtube Symphony Orchestra.

No... ¿en serio?

Cuando me agregan desconocidos en el Messenger, normalmente primero los acepto para ver quiénes son, y ya dependiendo de si realmente lo conozco o si me cae bien, pues no los borro.

Con eso de que ahora ya soy un cuasifamoso blogstar (supongo que en gran parte gracias a todos los fánseses compartidos de BILF), varias desconocidas me han agregado últimamente.

He aquí una conversación con una de ellas:

image

¿En serio? Nooo... no te creo.

 

La conversación pronto se volvió más interesante (imaginen mi cara de "mmmm...... ......" durante un par de segundos, antes de que contesto):

image  Y entonces, se desconectó.

Yeah, mi primer groupie.

 

 

En este "mundo" hay personas muy interesantes y con muy buena ortografía...

Experimento óptico nocturno

Hoy en la noche, cuando ya esté muy oscuro, toma cualquier aparato pequeño que emita luz. Es importante que no sea demasiado intensa, que no te deslumbre. La mayoría de los celulares funcionan bien. El control del Wii más o menos (si tiene poca pila, la lucesita está parpadeando, entonces no; si tiene mucha pila, tápale con el dedo el cuadrito que está prendido, porque ése te puede deslumbrar un poquito... y fíjate en la luz que se llega a pasar a los otros cuadritos que se supone que están apagados).

Primero, pon tu mano frente a tu cara, y muévela de un lado a otro. Es importante que haya poca luz, o que esté a contraluz por la ventana, y que puedas ver cómo se mueve.

Ahora toma el objeto luminogénico.  Muévelo de un lado a otro. Fíjate en el contorno del objeto y tu mano. Fíjate en la pantalla o el foquito. Fíjate bien. Muévelo más rápido.

imageSi no estoy loco, y los ojos de todos funcionan igual, y las condiciones son iguales, verás que la luz parece moverse un poco antes que el contorno. Como si se saliera del objeto. Al principio será muy raro, y después, si te fijas, verás que ciertamente el movimiento de la luz sigue al movimiento que tú quieres hacer con la mano, y que el objeto y tu mano parecen moverse un instante después. Por un instante parecerá que tu mano está reaccionando más lento de lo que tú le ordenas, y que la luz sí te obedece.

¿Por qué pasa esto? No sé. La conclusión lógica sería que la luz emitida por el celular viaja más rápido que la poca luz que te llega por la ventana. Pero a mí me dijeron que la luz viaja a la velocidad de la luz, y punto. O, ¿sí puede variar su velocidad, según su pureza? Otra razón podría tener que ver algo con la velocidad con la que viaja la señal del ojo al cerebro... pudiera ser que mientras más intensa es la señal, viaja más rápido... pero no creo. ¿O sí?

Pueden llamarme loco si quieren. Pero algún día tendrán curiosidad y lo intentarán.