Clases de japonés

El otro día en el coche puse un disco marcado "Coche V3", un disco de MP3 variados que me grabé hace varios años, cuando todavía andaba en el vochito y me habían regalado un autoestéreo que leía MP3. En este disco había metido una selección de música tan variada como mis gustos en ese entonces, apropiadamente categorizada por carpetas. Alanis Morrisette, Aleks Syntek, Bacilos, Café Tacuba, Edgar Oceransky, Evanescence, Final Fantasy, Maroon 5, Moby, Raúl Ornelas, ...

Terminó una canción de Rockapella y me sorprendió escuchar música de Tsubasa Chronicles, una caricatura japonesa que veía precisamente hace 4 años, cuando estaba empezando a estudiar japonés en la AMJ. (La verdad es que no elegí esa serie entre muchas; simplemente alguien la consiguió y me pareció buena manera de practicar. Y me encantó su música).

Esas canciones las escuchaba mucho cada vez que me iba de viaje de trabajo cuando en ese entonces trabajaba arreglando imprentas digitales, y acababa de ver la convocatoria de la beca a Japón, y me emocionaba con el sueño de ir.



Donde estoy trabajando ahora, constantemente entra gente nueva. Cuando me toca presentarme con alguien, tarde o temprano es inevitable mencionar que soy del DF, que vine a Guadalajara para estar cerca de mi novia, que la conocí en Japón...

"Ah, ¿entonces hablas japonés?"

Pues sí, pero ya no tanto. Llevo más de un año sin realmente practicar, y más de año y medio sin estudiar. Pero entonces escucho estas canciones o contesto las preguntas o simplemente leo twits en japonés de la gente que está allá, y de vez en cuando me acuerdo de cuánto me gustaba ir a mis clases de japonés.

Recuerdo que mucha gente me cuestionaba, "¿para qué estudiar el idioma por más de dos años, si vas a estar allá menos de un año, y no lo vas a volver a usar?". Y la verdad es que mi plan original siempre fue estudiar en el ICMJ 'solamente' los trimestres suficientes para completar el nivel "básico" (8 cursos), sin embargo cuando llegué al 8o ya estaba muy picado, me encantaba aprender más y más cada semana, y me seguí al intermedio... y probablemente hubiera seguido más si no me hubiera ido.

En verdad disfrutaba mucho esas clases, y a veces las extraño. ¿Por qué no buscar clases aquí en Guadalajara? Bueno, me queda muy claro que una parte importante de ese gusto por levantarme los sábados a las 6 de la mañana, o por el contrario invertir toda mi tarde del sábado en el Instituto, era la convivencia con las maestras (japonesas de nuestra edad) y con mis compañeros. Tuve la suerte de caer en una "generación" donde había personas muy interesantes que no sólo se dedicaban a ver anime; congeniamos muy bien e hicimos un grupo muy padre. De hecho, a veces me cuestiono si tal vez esa era realmente la única razón por la que me gustaban las clases.

¿Vale la pena buscar clases o volver a estudiar ahora? ¿Para qué?

A veces me da miedo que si retomo el estudio me dé cuenta de que no es tan divertido e interesante estudiar japonés como en su momento lo fue. A veces me da miedo que si retomo el estudio me daré cuenta de que el esfuerzo sólo valía la pena por el hecho de que estaba alimentando mi gran sueño, irme a Japón.

Y ese tema del sueño cumplido ya es un tema muy choteado no solo en este blog, sino en mi vida.

Y últimamente ya se me olvida, y últimamente ya lo supero.

Pero a veces llegan y me preguntan, "oye, tú sabes japonés, ¿verdad?".

Lo que he aprendido de mis sueños

  • Esa mancha en el espejo, por las noches, se convierte en un azotador que va dando marometas por todo el marco.
  • Abajo de la mesa del comedor hay arenas movedizas.
  • Las limousinas no tienen asientos en su interior, y se manejan con un joystick.
  • La respuesta a todas las preguntas de la vida es 
  • Si sostienes tu almohada frente a ti como un carrito de súper, y agarras vuelo, puedes subirte a ella como lo harías en un carrito de súper. No te preocupes, las almohadas flotan cuando van a buena velocidad.
  • Puedes volar si te concentras y pujas. O al menos flotarás un poco. Conviene agarrarte de un barandal.
  • Existe una manera de viajar a Marte instantáneamente. Una máquina comprime toda tu estructura celular a un cilindro de radio infinitesimalmente pequeño; como conservas tu masa, tu longitud se volverá tan grande que instantáneamente cubres la distancia requerida. Esta máquina está, obviamente, alineada por láser con otra similar, que te recibe y te descomprime del otro lado. Viaje instantáneo. Favor de no llevar anillos, pulseras, botones ni nada metálico.
Y, aprendido el fin de semana pasado:
  • Si tienes ganas de ir al baño, y no encuentras uno, pero todo mundo te insiste en que un cajón de ropa es un mingitorio y debes hacer ahí, pero no quieres, probablemente tu cuerpo te está tratando de decir que en verdad tienes ganas de ir al baño y que debes resistir o despertarte antes de hacerlo.