El zipper

Hay objetos en nuestra vida cotidiana que normalmente pasamos por alto pero que sin ellos sufriríamos muchísimo. Los hay en muchos niveles: el coche o alguna de sus partes, una de las copias de las llaves, la agujeta del zapato, las pilas del control remoto de la tele, el reloj, o el cierre del pantalón.

¿Por qué menciono el cierre del pantalón? Como algunos sabrán, el protocolo oficinista de la empresa donde un servidor labora requiere que uno vaya disfrazado de gente decente todos los días, aunque no lo sea. Incluso el "viernes casual" desapareció para ceder el paso al "viernes sin corbata", que, los caballeros me entenderán, no es lo mismo.

Así pues, necesito estar de traje 5 días a la semana. El problema está en que sólo tengo 4 trajes, así que invariablemente el del lunes o martes lo tengo que repetir jueves o viernes. Siendo así, es evidente que no puedo despreciar ninguna de las prendas de mis trajes, aunque tengan un ligero defecto.

Un ligero defecto como, por ejemplo, que el cierre del pantalón no se mantenga arriba.

No les voy a decir cuál; no quiero gente en la oficina espiándome ahí a ver cuándo se me baja el cierre, pero uno de los pantalones que uso comúnmente tiene un defecto y le faltan las patitas para que se agarre el cierre. No es algo muy evidente, lo cual lo hace un defecto "perdonable" y no me he preocupado demasiado por llevarlo a arreglar.

Sin embargo, un día de la semana pasada tenía la particularidad de que saliendo de la oficina tenía una cita importante. Haciendo la logística de pantalones vs días que le quedan a la semana vs qué prendas harían notoria la repetición en días cercanos vs con cuál camisa me veo particularmente bien, resultó que inevitablemente ese día tenía que usar ese pantalón.

Ahora bien, puesto que ya lleva varias semanas así, he desarrollado un reflejo instintivo de estar revisando la posición del zipper sin que los demás se den cuenta. O al menos quiero pensar que no se dan cuenta.

Sin embargo en esta fecha no quería correr el riesgo de pasar por un momento bochornoso de esos en los que te das cuenta que llevas haciendo el ridículo un rato y nadie te ha dicho nada. Lamentablemente para cuando hice mi análisis logístico que arrojó el mencionado resultado, era demasiado tarde para buscar un sastre. Digamos que ya había que vestirse para salir.

Los ingenieros somos notables por encontrar soluciones que ciertamente son útiles y prácticas aunque no siempre las más ortodoxas. O bueno, no sé si todos los ingenieros, al menos yo.

La solución para esta caso era una gota de pegamento blanco.

No había en mi escritorio Resistol, que no sé si por calidad o por posicionamiento de marca sería la elección ideal, así que decidí darle una oportunidad al Pegamento Blanco Marca Propia CM.

El procedimiento fue el siguiente: una vez puesto el pantalón en su lugar, colocar una gota del viscoso justo abajo del "carro", para mantener juntos los dientes, y media gota encima de el, con el objeto de que el pegamento entrara por los agujeritos donde deberían entrar las patitas que ya dije que faltaban, para que se agarrara bien. Mantener la panza metida para no hacer presión por un par de minutos, y cuidar que no se moviera el carro y que no se manchara la tela.

Una vez seco el pegamento, procedí a seguir con mi día.

Es prudente aclarar en este momento que siempre estuve consciente de que si pretendía estar así todo el día, sin tener que retocar el arreglo, tendría que evitar a toda costa abrir el cierre, lo cual podría implicar ciertos inconvenientes a la hora de ir al baño. Sin embargo noté que ciertamente he bajado un poco de medidas, y fácilmente puedo meter el antebrazo en mi pantalón sumiendo un poco la barriga --no que lo haga frecuentemente, pero podría. Así, asumí que en dado caso podría bajarme los pantalones sumiendo la panza, sin necesidad de abrir el cierre.

La mañana avanzó como si nada. Mi instinto me llevaba a verificar que todo estuviera en su lugar, y me sorprendía un poco al encontrar que no había ningún tipo de ventilación impropia. No estaba seguro si era por la efectividad del Pegamento CM o si porque había estado sentado sin moverme mucho tiempo. De cualquier manera no quería probar fuerzas con el pegamento.

Como a eso de las 11:30, vi el fondo de mi primera taza de café y con ello llegó el momento de ir al baño. Recordé que no podía ir sólo al mingitorio, puesto que necesitaba realizar la difícil proeza de bajarme el pantalón sin abrir el cierre.

La operación resultó más difícil de lo que esperaba. Ciertamente, la circunferencia de mi cintura es un tanto menor que la circunferencia del pantalón. Pero no contaba con mis glúteos. Aparentemente, estoy más pompudo de lo que pensaba.

Con mucho cuidado y mucho esfuerzo, movimientos extraños de piernas, y quizás algunos ruidos y gestos que hubieran resultado incómodos para alguien que hubiera entrado al baño en ese momento, logré que el pantalón bajara lo necesario. Y me senté en el excusado para hacer pipí como toda una señorita. Bueno la verdad es que ya aproveché para desechar algo de sólidos que se habían quedado por ahí.

Cuando llegó el momento de subirme los pantalones, consideré que al abrir el broche superior tal vez podría agregar un valioso centímetro más al ajustado perímetro, lo cual podría ser muy útil, aunque debería tener mucho cuidado entonces de que el esfuerzo no venciera al pegamento. Ciertamente fue un poco más fácil, aunque no se pudo evitar el extraño, sensual y torpe movimiento de piernas y pompas similar al que las mujeres hacen cuando intentan entrar en una falda o unos pantalones que ya no les quedan, aunque con la dificultad agregada de siempre tener una mano deteniendo la bragueta para que no se abra de más y no poder dar brincos, saltos y patadas. Al terminar esa segunda operación, el cierre seguía en su lugar. De nuevo, decidí no hacerle la prueba de resistencia y continuar con mi día.

Parecía que estaba teniendo ganas de ir al baño más seguido que lo normal. Había veces que inconscientemente decía "pero no importa, porque ahora sólo quiero hacer del 1... no me tengo que bajar los pantalones, sólo tengo que abrir el cie....ah, eso es lo que no se puede..." Ya para la tercera vez que tuve que hacerlo, lo logré hacer en tiempo récord. La práctica hace al maestro.

Después del trabajo pasé a mi casa a cambiarme la camisa. Pensé que quizá sería más fácil abrir el cierre y darle un retoque con una gota nueva de pegamento... pero luego pensé que quizás esa segunda gota ya no agarraría bien por estar sucio el mecanismo. Así que decidí dejarlo así.

Pasó la cita sin mayor contratiempo. Afortunadamente logré aguantarme las ganas de ir al baño durante dos horas, así que no tuve que hacer de nuevo mis sensuales movimientos de cadera en el baño del restaurante. De hecho hasta mi instinto de checar el cierre se apagó, confiando en que estando sentado era muy poco probable que se abriera, y de cualquier manera no se notaba.

Al final del día, llegó el momento de quitarse los pantalones.

Y les puedo decir, damas y caballeros, que el Pegamento Blanco marca CM es excelente para pegar metal. Una sola gota mantiene el mecanismo en su posición fija, y se requiere una fuerza considerable para poderlo despegar.

Así que ya lo saben, cuando tengan un cierre que se abre, una gota de pegamento y ya.

Sabiduría GNP (Gran Nivel de Pen"#$&das)

Conversaciones reales entre el personal de Taller de Productos y nuestros vecinos Proyectos y Mobiliario en GNP.

Edit: una persona se puso muy reina y no quiso que saliera publicado su nombre, así que hay un nombre que no es real...



El golf no es un deporte. Es como el billar, pero para ricos.

(Sabia observación de Víctor mientras todos alababan a Lorena Ochoa.)


(Illeana regresa toda mojada después de haber ido al edificio de junto.)
Rigoberta - Iiih! ¿Por qué te mojaste?
Illeana - Pues porque está lloviendo...
Rigoberta - Pero, qué, ¿no te fuiste por el pasillo? ¿Con techo?
Illeana - Sí, pero no está lloviendo de arriba para abajo...

(Ciertamente, estaba lloviendo de lado...)


(David quiere hablar con Marissa. Marca a la extensión de Víctor, que está junto a ella.)
Victor - Taller, buenos días?
David - Pásame al bizcocho que tienes junto...
Victor - sale... jijiji
.....
Javier - Bueno?

(Tras la carcajada de Víctor, evidentemente David y yo tuvimos que soportar dos semanas de burlas y chismes).


(Todo mundo está tranquilo, cada quien trabajando en lo suyo. Todos en silencio, nadie ha dicho nada. De repente se oye la voz de Rigoberta, así de la nada, hablando cetáceo.)
Sí, pero dónde estwáaaa?
(???)


(Me dispongo a subir las escaleras y me encuentro a Doroteo).
Doroteo - Qué, no sirve el elevador?
Jvr- Sí, pero las piernas también... hay que hacer ejercicio...
Doroteo - Ah, es que... yo hago lagartijas en el elevador.

(Creo que sí cabría)


Víctor - ¿Como cuánto cuesta un boleto de avión a Japón?
Jvr - No sé... como quince mil pesos.
Víctor - ¡Qué caro! Mejor te vas en lancha... ¡Ah! ¡Ya sé! Te vas a Acapulco, te subes a la banana y le pides que te lleve!

(Tiene mucha razón. Desde Veracruz tardaría demasiado.)


Víctor - Ya Nina, acepta que eres un niño...
David - Seguro cuando estabas chiquita, mientras tus amigas jugaban a las Barbies, tú jugabas con tus G.I. Joes.
Nina - ¡No! Jugaba con carritos...


(Sobre la medalla de bronce en los clavados sincronizados.)
Jvr - ...pero todo mundo menciona a Paola y a la otra no... y pues la medalla la ganaron las dos...
Rigoberta - De hecho le tienen que dar una medalla a cada una, no?
Victor - Entonces no llevamos una medalla, llevamos dos! eeh! :)


Ángel - Sí, deberían incluir el Gotcha en las Olimpiadas
Víctor - Pero con arco y flecha!


No es lo mismo una Coca de dieta, que una dieta de coca.
(Sabia conclusión a la que llegó un servidor tras el error de Gerardo de pedirle una 'dieta de Coca' a Víctor que iba por un refresco.)

(Supongo que vía nasal sí ayuda a enflacar, no?)


¡Este güey se está haciendo güey!
(Yo, al ver que la pantalla de Víctor estaba predominantemente negra)


Letty - Rigoberta, ¿tú siempre traes tu cargador?
Rigoberta - No siempre, nada más cuando a veces.



Hay muchas más... pero pueden esperar a un segundo post. (Además de que necesito ayuda de Angel para recopilarlas porque se me han escapado muchas).

kirei na onna (きれいな女)

Hoy habrás cancelado tus planes de viajar y finalmente sí irás a la clase. Estarás emocionado por verla de nuevo. Llegarás un poco tarde, un tanto con la esperanza de que tu lugar habitual --de cara frente a ella-- ya esté ocupado y tengas que ocupar otro, quizá junto a ella.

Pero al entrar al salón, ella no estará allí. En lugar de ella, habrá una silla vacía. Enfrente, tu lugar vacío esperándote, y otro más hacia la derecha, junto a tu amiga y frente al amigo de ella. Ese amigo que probablemente tiene sentimientos similares a los tuyos, pero que seguramente ella ve como su amigo, y nunca tendrá oportunidad de ser otra cosa. Y probablemente él siempre la esperará. Tú ya has estado antes en esa situación, y sabrás que esta vez no caerás.

Por alguna razón, te sentarás en el lugar frente a él. Ni siquiera pasará por tu mente la pregunta de cuál lugar escoger. Instintivamente te sentarás junto a tu amiga y no frente al lugar vacío. Seguirás entonces la clase concentrado, sin ella, tratando de reprimir ese sentimiento de que la extrañas para no perderte de ningún concepto.

Ya empezada la clase, ella aparecerá en la puerta y saludará, un poco apenada pero tan alegre como acostumbra. Y se sentará en su lugar habitual.

Ella siempre es muy alegre, pero hoy aparentemente estará un poco más alegre que de costumbre. O tal vez sólo será tu imaginación. Tal vez sólo será que ya tienes muchas ganas de verla.

Durante la clase, buscarás sus ojos constantemente, aunque nunca los encontrarás de frente. En un momento que hayas dejado de prestarle toda tu atención, el turno de leer tocará a ella, y su voz dulce y suave te recordará que estás contento de verla de nuevo. Como hace 8 días, cuando de manera amistosa conseguiste su número de teléfono. Y no te atreviste a hablarle en la semana.

En un momento notarás que ya perdiste el hilo de la clase y que habrás estado discretamente perdido en su rostro por unos minutos. Imaginarás lo bien que se sentiría que ella buscara el tuyo y sonriera. Pero eso no pasará. Al menos no hoy.

Y entonces por tu espalda correrá un sentimiento que ya conoces bien. Ese sentimiento inexplicable que trae cosquillas cargadas de emoción, y sube por toda la espalda haciéndote sonrojar. Pero por alguna razón, hoy vendrá acompañado de otro sentimiento. Y ese otro es el miedo.

"¿Y si ya hay alguien en su vida?" "¿Y si hoy viene tan alegre porque en la semana --que pude haberle marcado y no lo hice-- encontró a alguien con quien compartir?" Todas esas preguntas empezarán a hacer eco en tu cabeza, dirigidas por ese ente tan malévolo que es el Miedo.

Y un par de segundos después, recapacitarás. El Miedo es el peor enemigo y decidirás rechazarlo, botarlo, desaparecerlo mágicamente. No deberás tener miedo por lo que ha pasado antes. Lo que ha pasado antes ocurrió porque tenías miedo.

Y seguirás disfrutando perdido en sus ojos dulces, en su sonrisa, y en su voz.

De camino a casa seguirás pensando en ella. Reconocerás que aún tienes algo que te estorba, aunque afortunadamente esta vez no tendrá que ver con otras personas, sino sólo contigo mismo. El Miedo. Y te darás cuenta de que, aunque estás lejos de estar enamorado --quizá no tanto--, ciertamente es ella quien ocupa todos los ratos ociosos de tu cabeza últimamente. Y decidirás combatir el miedo. Y lamentarás un poco esta vez no haber salido durante el descanso con ella y con sus amigos. Y pensarás que probablemente la extrañarás la próxima semana, porque saldrás de la ciudad y no la verás.

Llegarás a casa y le confesarás a todos, por primera vez, que llevas un par de semanas pensando en ella.

Y al terminar de escribirlo, suspirarás discretamente, tratando de evitar la cursilería, y pensarás qué día será bueno para marcarle por teléfono.

Café automático

Acabo de descubrir que en una de las ventanas con las que trabajo en la oficina, hay una opción para pedir que me traigan el café en vez de ir a la máquina:


Hasta te da a escoger clase y parámetros:

Mmm... no está funcionando.... pondré mi queja con el Help Desk.




edit: aaah! no!! ya entendí!! qué tonto! Pues claro, nunca me van a traer café. ¿Qué dice la ventanita? "APPLET" ¡No es para café, es para té de manzana!

Lluvia y silencio

Te sientas frente al monitor, dispuesto a seguir con el papeleo para la beca. Ya empieza a atardecer. El cielo gris de verano es testigo de una tarde particularmente tranquila, en la que no hay un solo coche pasando; no hay ni una persona hablando sin querer a la ventana; no hay nadie comprando en la tienda.

De un segundo a otro, el aire se cubre de agua. El silencio se cubre de un omnipresente ruido blanco. Curiosamente, hoy nadie en la casa prendió la tele, nadie está haciendo ruido, nadie está escuchando música. La única música que hay es la externa, la producida por esa cortina traslúcida de grosor infinito que todo lo cubre y que llega hasta el suelo creando pliegues por todos lados.

Te asomas por la ventana. Un coche lentamente tratando de burlar al semáforo, un conductor impaciente por llegar a casa. El viento empieza a jugar haciendo olas tridimensionales por todo el espacio. Ruido blanco. Silencio.

Yo siempre solía decir que detestaba la lluvia. Crea tráfico, te hace llegar tarde, te moja, a veces se mete a tu casa sin pedir permiso, a veces te enferma. En las caricaturas no. En las caricaturas, la lluvia trae tranquilidad. Choca contra los toldos de los coches y dibuja pequeñas fuentesitas que brincan, bailan y desaparecen para ceder el lugar a otras. Todo es silencio y ruido blanco.

Hace poco aprendí que mi estado de ánimo no depende de la lluvia o del sol. Tu estado de ánimo depende sólo de ti.

Afuera, el aire está inundado de gotas voladoras. Adentro hay silencio y tranquilidad. El tiempo se detiene por un instante.

Creo que empiezan a gustarme los días lluviosos.