Clases de japonés

El otro día en el coche puse un disco marcado "Coche V3", un disco de MP3 variados que me grabé hace varios años, cuando todavía andaba en el vochito y me habían regalado un autoestéreo que leía MP3. En este disco había metido una selección de música tan variada como mis gustos en ese entonces, apropiadamente categorizada por carpetas. Alanis Morrisette, Aleks Syntek, Bacilos, Café Tacuba, Edgar Oceransky, Evanescence, Final Fantasy, Maroon 5, Moby, Raúl Ornelas, ...

Terminó una canción de Rockapella y me sorprendió escuchar música de Tsubasa Chronicles, una caricatura japonesa que veía precisamente hace 4 años, cuando estaba empezando a estudiar japonés en la AMJ. (La verdad es que no elegí esa serie entre muchas; simplemente alguien la consiguió y me pareció buena manera de practicar. Y me encantó su música).

Esas canciones las escuchaba mucho cada vez que me iba de viaje de trabajo cuando en ese entonces trabajaba arreglando imprentas digitales, y acababa de ver la convocatoria de la beca a Japón, y me emocionaba con el sueño de ir.



Donde estoy trabajando ahora, constantemente entra gente nueva. Cuando me toca presentarme con alguien, tarde o temprano es inevitable mencionar que soy del DF, que vine a Guadalajara para estar cerca de mi novia, que la conocí en Japón...

"Ah, ¿entonces hablas japonés?"

Pues sí, pero ya no tanto. Llevo más de un año sin realmente practicar, y más de año y medio sin estudiar. Pero entonces escucho estas canciones o contesto las preguntas o simplemente leo twits en japonés de la gente que está allá, y de vez en cuando me acuerdo de cuánto me gustaba ir a mis clases de japonés.

Recuerdo que mucha gente me cuestionaba, "¿para qué estudiar el idioma por más de dos años, si vas a estar allá menos de un año, y no lo vas a volver a usar?". Y la verdad es que mi plan original siempre fue estudiar en el ICMJ 'solamente' los trimestres suficientes para completar el nivel "básico" (8 cursos), sin embargo cuando llegué al 8o ya estaba muy picado, me encantaba aprender más y más cada semana, y me seguí al intermedio... y probablemente hubiera seguido más si no me hubiera ido.

En verdad disfrutaba mucho esas clases, y a veces las extraño. ¿Por qué no buscar clases aquí en Guadalajara? Bueno, me queda muy claro que una parte importante de ese gusto por levantarme los sábados a las 6 de la mañana, o por el contrario invertir toda mi tarde del sábado en el Instituto, era la convivencia con las maestras (japonesas de nuestra edad) y con mis compañeros. Tuve la suerte de caer en una "generación" donde había personas muy interesantes que no sólo se dedicaban a ver anime; congeniamos muy bien e hicimos un grupo muy padre. De hecho, a veces me cuestiono si tal vez esa era realmente la única razón por la que me gustaban las clases.

¿Vale la pena buscar clases o volver a estudiar ahora? ¿Para qué?

A veces me da miedo que si retomo el estudio me dé cuenta de que no es tan divertido e interesante estudiar japonés como en su momento lo fue. A veces me da miedo que si retomo el estudio me daré cuenta de que el esfuerzo sólo valía la pena por el hecho de que estaba alimentando mi gran sueño, irme a Japón.

Y ese tema del sueño cumplido ya es un tema muy choteado no solo en este blog, sino en mi vida.

Y últimamente ya se me olvida, y últimamente ya lo supero.

Pero a veces llegan y me preguntan, "oye, tú sabes japonés, ¿verdad?".

Lo que he aprendido de mis sueños

  • Esa mancha en el espejo, por las noches, se convierte en un azotador que va dando marometas por todo el marco.
  • Abajo de la mesa del comedor hay arenas movedizas.
  • Las limousinas no tienen asientos en su interior, y se manejan con un joystick.
  • La respuesta a todas las preguntas de la vida es 
  • Si sostienes tu almohada frente a ti como un carrito de súper, y agarras vuelo, puedes subirte a ella como lo harías en un carrito de súper. No te preocupes, las almohadas flotan cuando van a buena velocidad.
  • Puedes volar si te concentras y pujas. O al menos flotarás un poco. Conviene agarrarte de un barandal.
  • Existe una manera de viajar a Marte instantáneamente. Una máquina comprime toda tu estructura celular a un cilindro de radio infinitesimalmente pequeño; como conservas tu masa, tu longitud se volverá tan grande que instantáneamente cubres la distancia requerida. Esta máquina está, obviamente, alineada por láser con otra similar, que te recibe y te descomprime del otro lado. Viaje instantáneo. Favor de no llevar anillos, pulseras, botones ni nada metálico.
Y, aprendido el fin de semana pasado:
  • Si tienes ganas de ir al baño, y no encuentras uno, pero todo mundo te insiste en que un cajón de ropa es un mingitorio y debes hacer ahí, pero no quieres, probablemente tu cuerpo te está tratando de decir que en verdad tienes ganas de ir al baño y que debes resistir o despertarte antes de hacerlo.

Nuevas reglas ortográficas

Es mi deber como responsable de este blog --lento pero aún vivo-- aprovecharlo de vez en cuando como un espacio de egolatría, como cualquier blog personal que pretenda demostrar cierto esmero. Es por eso que aprovecho esta oportunidad para informarles de un dato personal que probablemente no sabían: en tercero de secundaria yo gané el 1er lugar a nivel Distrito Federal en el Concurso de Ortografía de la SEP. Es decir, que, según ciertos exámenes, yo era el ñoño que ese día escribió mejor de entre todos los ñoños de secundaria del DF.

Lo cual es curioso porque también recuerdo que algunos meses antes (no recuerdo si pocos o muchos) yo afirmé algo como "sí, no le veo el sentido a muchas de las reglas ortográficas; si escribo 'sanaoria' igual me entienden, no?". Supongo que como buen ñoño me acomodó seguir las reglas, y de alguna manera sentí cierto orgullo en ser capaz de seguirlas, me diferenciaba de los demás; así que sin mucho trabajo conseguí perfecta calificación en dicho examen.

Heme aquí, trece años después, y sigo cuidando tener buena ortografía. Siento que da cierta presencia; es la imagen que das cuando te leen. Y, puesto que normalmente me da mucha flojera vestirme y arreglarme bien para dar buena imagen físicamente, al menos intento aparentar una buena imagen en mis letras. Y suelo hacerle fuchi a la gente que tiene muy mala ortografía en blogs o en Twitter, o incluso en los correos.

En fin, supongo que como cultos lectores de este blog, ya estarán enterados de las reformas a las reglas ortográficas que pretende implementar la Real Academia Española. Si no, basta con buscar en Google "la i griega se llamará ye" y verán muchos artículos relacionados... que todos son el mismo, republicado por todos. El caso es que pretenden hacer varios cambios, como:

  • "Y" se llamará oficialmente "ye". Y "Ch" y "Ll" ya no se consideran letras solas.
  • "Sólo" ahora se escribe "solo", igual que "solo"; aunque signifique "solamente".
  • "Guión" ahora se escribe "guion". También hui, riais, Sion (?), truhan y fie. Tache si les pones acento tilde.
  • Los pronombres demostrativos "este", "ese", "aquel" etc ya no llevan tilde, para mimetizarse con sus adjetivos similares.
  • Fuchi la Q sin UE/UI: Iraq ahora es Irak; Qatar es Catar y quórum ahora es cuórum.

La I griega ya no es griega. Ciertamente, de chiquito me la enseñaron como "i griega", y me pareció un nombre adecuado debido a su forma mediterránea, pero llegando a los últimos años de la preparatoria, y durante toda la carrera, me acostumbré a llamarla "ye" por la practicidad que tiene el nombre corto al usar la letra en incontables ecuaciones algebraicas. La Ch y la Ll nunca quise considerarlas como una sola letra, y nunca entendí por qué mi maestra de español se esmeraba en hacelo así, si claramente hay que levantar el lápiz del papel, o presionar dos teclas. Pues entonces "Javier" es una sola letra también. No, ¿verdad? El caso es que esos cambios no me preocupan.

Lo de guión-guion tiene cierto sentido, aunque no me acaba de gustar, pero quizá más por la costumbre. Recuerdo también que alguna vez me cuestioné cómo es que necesitamos acentos para pronunciar palabras que, de todos modos, sin el acento, según las reglas de pronunciación, se dirían igual. Y sí, ya sé que escribí "acento" y se llama "tilde"; la culpa la tiene mi maestra de primero de primaria.

El cambio más drástico para mí es la desaparición del acento de las palabras sólo y éste, ése, aquél, etc. La regla --antes-- no era complicada. Los libros la redactaban algo así como "Llevan acento gráfico cuando son pronombres demostrativos, y no lo llevan si son adjetivos demostrativos." 

Yo la simplifiqué así: "O lleva sustantivo, o lleva acento." Es decir, algo como:

Esta palabra no lleva acento. Ésta sí, porque no tiene el sustantivo "palabra" junto.
Sin olvidar que "esto", "eso", "aquello" nunca llevan acento porque nunca llevan sustantivo (según mi regla, siempre lo llevarían... pero estamos hablando de que son palabras que se pueden 'confundir').

Sin embargo, la regla nueva, por lo que entendí --la verdad no me he dado el tiempo de leerla a profundidad, ni he encontrado una fuente con suficiente precisión-- maneja excepciones. Algo así como que se puede poner si quieres, y que sí se debe poner cuando la oración completa pueda tener varios significados. Como, por ejemplo,
Me dijo que esta mañana llegará.
("Me dijo que va a llegar durante esta mañana") no es lo mismo que
Me dijo que ésta mañana llegará. 
("Me dijo que mañana va a llegar ésta; no sé la otra").

Y entonces resulta que en vez de simplificarnos las cosas, ahora nos la complican. El acento ya no depende sólo solo de la palabra, sino de la oración completa.

Algo similar pasa con solo y sólo. Son palabras diferentes. Piénsenlo en inglés, cada una tiene un significado diferente: solo se traduce como alone, y sólo se traduce como only. Si bien también tenemos otras palabras que se escriben igual, creo que en este caso es importante diferenciarlas.

Me rehúso a quitarles los acentos. Yo sólo sé que yo solo sé poco, pero en conjunto sabemos mucho. El acento gráfico es importante. El hecho de que esté este signo o que no esté éste, puede hacer mucha diferencia.


Sobre lo de Irak y no Iraq. Siempre he pensado que los nombres de lugares extranjeros deberían escribirse tan cercanos a su idioma original como lo permita nuestro idioma. Es decir, estoy consciente de que si en este blog escribo que fui a 京都 casi nadie me va a entender, pero ¿cuál es el problema con poner 'Kyoto'? Cualquier hispanohablante lo puede leer, y su pronunciación será correcta aquí y en China Japón. Ahora, ¿por qué me opongo a escribir 'Kioto'? Pues porque se aleja demasiado de la escritura original.

Si escribo KYOTO, lo entendemos nosotros, y lo entienden los japoneses. Pero si escribo KIOTO, probablemente en lo primero que pensará un japonés no será en 京都, "metrópolis capital", la famosa ciudad de las geishas, sino en algo como 木音, el sonido de un árbol, o quizá 気音, el sonido del espíritu.

(Para un japonés, "kyo" es una sola sílaba, pero "kio" son dos; como diría tu maestra de secundaria, se rompe el diptongo. Por lo tanto, aunque para nosotros 'suenen igual' para ellos significan cosas muy diferentes. Al escribir en japonés en la computadora kyoto y kioto, salen símbolos totalmente distintos, como los que ven arriba)

Por razones similares, no me gusta cuando los españoles escriben Méjico, y nunca he entendido por qué Alemania se llama Alemania y no... Dutsolandia o algo así.

No sé si sea "Irak", "Iraq" o "Irac" lo más cercano a su idioma original, pero lo que sí es seguro es que no es lo mismo ir a Qatar que ir a catar...


A veces tengo la sensación de que la RAE quiere cambiar las reglas, no por practicidad, sino porque se están dando por vencidos ante la gran cantidad de gente que no escribe bien. Es como "Bueno, nadie está logrando sacar 10, entonces vamos a hacer que la calificación más alta sea 8." Y eso, para mí, es caer en mediocridad. Al rato van a sacar una propuesta como ésta. (Vayan a verla, ¡vale mucho la pena!)



En fin, sé que no voy a cambiar al mundo, y habrá quien diga que yo no tengo ningún derecho a opinar sobre el asunto, puesto que sólo soy un triste ingeniero y no tengo la más mínima noción sobre lo que es el buen escribir, pero it's my blog and I'll rant if I want to.

¿O ustedes qué opinan?

Y tú, ¿crees en Dios?

Anoche tuve un sueño muy extraño.

Estaba platicando en un centro comercial con un amigo de un primo. Él me decía muy convencido, como a punto de descubrir algo:
"He estado pensando... me gustaría ponerme a analizar a profundidad la posibilidad de que Dios no exista. Porque, si Él fuera El Creador... ... Mira, hice cuatro cuadrantes..."
Y me enseñó una hoja de papel con un rectángulo dividido en cuatro... que luego resultó que era como una pantalla de computadora.
"En este primer cuadrante, el programa no hace nada. En el segundo, va creando resultados basándose en swivridan; en el tercero, basado en kragtan, y en el cuarto programé una superposición de los dos. Y mira cómo evolucionan, gracias a lo que yo programé. Esto es más que suficiente para decir que yo soy un creador, y por lo tanto todo el poder de la creación no existe sólo en Dios, sino también en nosotros... entonces... a lo mejor..."
Yo lo interrumpí y le advertí que no siguiera profundizando sus pensamientos. Le dije:
"Mira, acuérdate de cuando eras pequeño y creías en Santa Claus. Recuerda cómo te sentías. Ahora ya sabes que no existe Santa Claus; ya sabes que los regalos los ponía tu papá. 
Sabes que, cuando creías en él, las cosas funcionaban de la manera en que esperabas --si me porto bien, Santa estará contento y aparecerá y me traerá regalos--, pero no por las razones que creías.
Hoy sabes que no existe. No se trata de que no creas en él, sino de que ya sabes que no existe. Entiendes perfectamente bien las razones por las que no existe, sabes de dónde venían los regalos.
Ahora, ¿hoy podría yo volverte a convencer de que sí existe? Si te diera cien argumentos a favor de la existencia de Santa Claus, ¿podrías volver a creer en él?"
Me puse de pie.
"Y piensa, ¿son más felices tus navidades ahora que sabes que Santa no existe, o eran más felices y emocionantes antes?"
Y empecé a caminar y me alejé del Starbucks, sin que me pudiera contestar. Sólo se quedó pensando.

Época de nostalgia...



Época de recordar que hace un año yo estaba allá,
pero ya estaba solo, nostálgico.




Época de escoger fotos para decorar.
De organizar una que otra foto que quedó fuera de lugar.
Y alguna que otra que había sido olvidada.
Época de recordar.

Época de contar los días para que los de este año regresen.
Aunque no los conozca,
pero como si yo regresara por segunda vez.
Época de darme cuenta de que ocho meses en 2009 fueron mucho más largos
que los mismos ocho de 2010.
Que aprendí más.
Que conocí más,
aunque quizás no abracé tanto.

Época de ver fotos de los que ya regresan,
de reconocer algunos lugares,
y ver que otros cambiaron y nunca volverán a ser iguales.

De darme cuenta de que no sé cuándo acepté que ya fue "hace mucho".
Época de querer describir un día cualquiera aquí, un día cualquiera allá,
y los detalles se esconden
y cuesta trabajo encontrarlos.
Y no lo escribo,
y se queda en borrador en la tercera línea.


Época de repasar uno a uno los fines de semana con Bio en Tokyo,
en Yokohama,
en Nagoya,
en Hiroshima y otra vez en Tokyo.
Las largas noches en autobús con paradas al baño cada dos horas.
Las madrugadas abandonado en una banqueta cerca de la estación,
demasiado temprano para encontrarla despierta.

Dos horas de regreso en shinkansen,
jugando Zelda en el Nintendo DS.



Es época de cenar en el Okuma.
Y pedir un gohan sencillo,
sólo para recordar.

No sabe igual.




Época de adivinar de dónde son las fotos de Felipe.
De ponerme al corriente escuchando las grabaciones pasadas de Mexicanos En Japón.
De acordarme de cuando no los escuchaba grabados de varias semanas atrás,
sino que chateaba con ellos,
en el mismo huso horario.
Época de, de alguna extraña manera, extrañar esos chats con Manuel, con Felipe,
con Rigo, con Esdras y el tocayo,
cuando, como hoy, me aburría en el trabajo.

Lentos chats en Twitter que me hacían sentir menos solo,
en esa época en que estaba yo allá,
pero ya estaba solo, nostálgico.



Época de querer retomar el blog,
y darme cuenta de que siguen habiendo más escritos el año pasado que éste,
y darme cuenta de que últimamente,
--como cuando aprendí a escribir, hace unos ocho años--
con la nostalgia me es más fácil que con la alegría.

Y darme cuenta de que últimamente no he escrito tanto,
así que las cosas, a final de cuentas,
no andan nada mal.

Twitter killed the blogstar

Desde que empecé a usar más el Twitter, por alguna razón empecé a tener menos temas para escribir aquí. A otros blogueros que 'conozco' les ha pasado lo mismo (no a todos).

Ésta es mi teoría:
(váyanle picando a la flechita de abajo)

¿Festejar, o no festejar?

Alonso, un amigo mío de la primaria, cumple años el 15 de septiembre. Así que, desde que yo tengo memoria (o al menos desde 5o de primaria), todos los 15s de septiembre me la pasaba en su casa, donde siempre había una gran fiesta, con meseros y todo, y nosotros nos la pasábamos jugando Super Nintendo (Bomberman, Mario Kart, NBA Jam son los más memorables) toda la noche. Sólo nos interrumpían un momento para ir a la sala a ver el grito, y luego a cenar.

Así fue cada año durante el final de la primaria, toda la secundaria, la preparatoria, la carrera...

Desde luego no siempre jugamos Super Nintendo. Conforme fuimos creciendo, dejamos de hacerlo... para jugar Nintendo 64, Xbox o Gamecube.

Conforme pasó el tiempo, además, yo dejé de ser tan cercano a Alonso. Claro que siempre me seguía invitando a su cumpleaños, pero también invitaba a sus otros amigos que durante la secundaria se volvieron más cercanos, y se la pasaban hablando de sus anécdotas juntos (yo iba en otro grupo entonces). Poco a poco me fui sintiendo menos a gusto, la verdad.

Surgían ya invitaciones a otras fiestas, principalmente con la gente de teatro de la universidad. Así que realmente nunca tuve que tomar la decisión "¿Iré al Zócalo a dar el grito?"



Hace un año, hasta el otro lado del mundo me llegaban puras malas noticias de mi país. No debería sorprenderme; estando aquí, en la tele y en los periódicos, las noticias son prácticamente todas malas. Hace un par de meses, un asesinato por asalto y un par de persecuciones entre narcos aquí en Guadalajara --novedad para todos-- nos hacían sentir como rodeados de terrorismo. La verdad, no dudo que algún inconforme radical por ahí quiera demostrar su inconformidad con el gobierno aventando algún explosivo a media plaza (lastimando a más civiles que políticos).

Hace 4 años el país estaba dividido entre perredistas y panistas. Hoy, me parece dividido entre los que dicen que no debemos festejar, y los que sí.

Yo tengo razones enmitrabajollevamoscalendariogringuísticas (¿o  se dice enmitrabajollevamoscalendariogringuescas?) para no tener mucho de qué preocuparme de todos modos. Estando mi novia enferma, menos aún. Pero ayer un buen amigo me decía que al menos debía ir a mi plazuela más cercana a gritar Viva.

"¡Son 200 años! Si tú cumplieras 200 años, te gustaría que todos fueran a tu fiesta, ¿no? ¿Cuándo va a volver a cumplir 200 años el país?"

Y sí me empecé a cuestionar. Pero nunca le he festejado ninguno de los 200 (o de los 27 que hasta ahora me han tocado). Estuve a punto de argumentarle "pues a mí no me consta que el país naciera hace 200 años", pero a mis amigos tampoco les consta que nací hace 28 y aún así celebran mi cumpleaños, entonces mi argumento no era válido. Así que simplemente me quedé pensando.

Hoy, una compañera del trabajo escribió en el Facebook


Es una estupidez como el gobierno gasta a lo idiota en los festejos del tan sobrevaluado "Bicentenario" mientras el sureste del pais está en el agua y la inseguridad cada dia esta peor! Festejar ke?? 200 años bajo la direccion de puro idiota???? Give me a break!

Medio ocupado y medio de acuerdo, simplemente le di en "Me gusta" sin comentar nada. Pronto surgió la discusión debajo de ese párrafo, unos a favor y otros en contra. Otra compañera dijo que nos dejáramos de berrinches y que "Pues es que Obrador dice lo mismo que ustedes. No sera el, el "heroe nacional" que tanto estan esperando?"

Estuve a punto de retirarle la palabra a esa compañera por asociarme con ese loco, pero algo de razón tenía su comentario.


Ciertamente, como he venido diciendo desde hace muchos meses, no estoy conforme ni contento con el país que me está tocando vivir. Es cierto que la mayoría de los gobernantes son tranzas, pero el país no se forma sólo de los gobernantes. El país también es el territorio, su gente y las tradiciones. Por el territorio y las tradiciones, no hay duda, tenemos un país hermoso. De la gente.. bueno, ahí si tengo duda. Me gustaría ser optimista, pero la verdad es que como dije antes, MUCHA gente en este país carece de valores que para mí son importantes.

Así que, por un lado, no me siento muy motivado a celebrar "el cumpleaños" del país. Pero tampoco soy de esos que se ponen a mandar correos donde piden que "nos unamos" y que "les demos una lección a nuestros gobernantes" haciendo un grito silencioso. Esos muchas veces son los mismos que le echan la culpa de todo a Televisa y a Carlos Slim, por ser exitosos (y por lo tanto, rateros).

Creo que es una cuestión de fe. Es cierto que es bonito tener fe en nuestro país, pero también es cierto que hay muchas pruebas de que nuestro país no está tan bonito como quisiéramos. Entonces en mi opinión es una cuestión personal. Al que quiera ir al grito porque se siente muy patriota, pues que vaya. Al que quiera encerrarse en su casa y ponerse de luto como emo, pues también está bien. Ambos tienen sus razones.



¿Que si la celebración del Bicentenario es pura distracción para que nos olvidemos de los problemas? Tal vez sí; pero la tele, los deportes, los juegos y muchas medicinas también lo son.



Yo sigo creyendo que vale más trabajar por el país todos los días, que gritar ¡Viva México! esta noche.

Allá por donde nace el sol.

Escrito para la revista SONSET de agosto 2010.
Necesitaba ser muy general y breve.



A los japoneses, desde niños, se les inculca fuertemente una serie de valores, entre los que destacan el respeto y el trabajo duro. Para uno como turista esto es maravilloso, ya que en todos los lugares comerciales, turísticos o públicos, te tratarán como rey. Es cierto que el lenguaje es totalmente diferente e incomprensible si no llevas muchos meses estudiándolo; pero si conoces el inglés, no tengas miedo en preguntar. Los tenderos, policías y mucha gente en la calle hará lo imposible por entenderte y guiarte con señas, e incluso es probable que encuentres en la calle a alguien suficientemente amigable como para no sólo usar su celular para averiguar dónde queda tu destino, sino acompañarte para asegurarse de que llegues bien.

Lo interesante de Japón es que tiene algo para todos los gustos. Si te gusta la tecnología y el anime, te encantará perderte entre los callejones de Akihabara, en Tokyo, visitando tiendas de apenas tres metros de fachada, diez de profundidad y 10 pisos de alto atiborrados de videojuegos, figuras decorativas, juguetes y CDs. ¿Prefieres la playa? Visita Kamakura, al sur de Tokyo, o simplemente llénate los pies de arena en la playa artificial de Odaiba, todavía dentro de Tokyo, mientras disfrutas de una cerveza Asahi contemplando el atardecer tras el Rainbow Bridge. Para conocer la arquitectura tradicional japonesa puedes caminar por las callecitas de Kyoto, y disfrutar de sus múltiples puntos turísticos, entre los que se encuentra el famoso Pabellón Dorado (Kinkaku-ji). También puedes ir al majestuoso castillo de Himeji, o maravillarte con el famoso torii (portal) en el mar en Itsukushima. Ya estando por allá en el oeste, una visita obligada es el Museo de la Bomba Atómica en Hiroshima, el cual muchos políticos del mundo deberían visitar para sensibilizarse un poquito. Para aquellas que no pueden vivir sin visitar tiendas de moda, basta con darse una vuelta al barrio de Ginza en Tokyo. El que guste de los deportes extremos puede ir a hacer snowboarding a Nagano o Niigata, o escalar el Monte Fuji. Para los amantes de la naturaleza, el país está lleno de hermosos parques, refugio del caos de las metrópolis, tanto en el mismo Tokyo como en Osaka, Nara, y prácticamente cualquier lugar donde te encuentres, pues los japoneses son muy respetuosos de su entorno.

La gastronomía no podía dejar de ser igual de maravillosa. No sólo hay sushis de cientos de colores, formas y sabores, sino que existen cientos de platillos que los gaijines1 promedio nunca habíamos imaginado: el katsudon y el gyuudon, que son platos de arroz con carne de cerdo y res, respectivamente; el ton-katsu, carne de cerdo empanizada; el okonomiyaki, que literalmente significa “lo que te guste, a la parrilla”, y es una especie de hot-cake de huevo con una mezcla de verduras, más lo que el cliente escoja: camarón, carne, pulpo, etcétera, cocinado a la parrilla en su propia mesa; takoyaki, pequeñas albóndigas de pulpo que se comen más bien como botana principalmente en Osaka; además de los muchos restaurantes de carne donde tú te cocinas cada trozo a tu gusto en la parrilla de tu mesa. La mayoría de los restaurantes presentan fotos o incluso maquetas de sus platillos a la entrada, así que no será tan difícil decidir. Los japoneses además saben reconocer la buena comida extranjera, así que no te extrañes si encuentras más de un delicioso restaurante de comida italiana –me atrevería a decir que a la altura de los originales–, puestos de kebabs hindúes en la calle, y por supuesto las famosas franquicias de hamburguesas norteamericanas, que, a gusto de un servidor, saben cientos de veces mejor que sus equivalentes en México, así que sí, vale la pena aunque sea probarlas si se encuentran por allá.

Para el turista común, Japón es un lugar muy caro. Sin embargo, si tienen la oportunidad de ir, y cierto espíritu aventurero, no lo duden. Tengan en cuenta que un país no se puede conocer en una semana (ni se puede describir en una cuartilla). Osaka es un buen punto de partida. No sólo se la pasarán maravillosamente, sino que tal vez, después de algunos días, descubran que Japón y México tienen más cosas en común de lo que se imaginaban…


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Gaijin 外人 (Pronunciada ‘gaillín’).- Palabra en japonés coloquial para decir “extranjero”. regresar


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Y he aquí unas pequeñas fotos con pies.



Si están en Hermosillo, consigan la revista.

No es que me quiera poner nostálgico...

... pero ya llevo de regreso en México (incluyendo Guadalajara) el mismo tiempo que estuve en Japón.

Así que la siguiente vez que en este blog exprese algún tipo de añoranza por el sushi, el katsudon, la Tokyo Tower o el conveniente orden de la sociedad nipona, háganme el favor de mandarme directito a la china.


De hecho, había pensado que esta fecha me iba a "pegar" más, pero no; justo hoy en la mañana por alguna razón dije "qué bueno que estoy en México y no en Japón." En fin.

もう一回行きたいんけど。。。いつ知りません。


(Si Laura lee esto, seguro sí chilla)




























PD: No, Marty McFly nunca viajó al 2010.

Conferencia de Carlos Kasuga (parte 1)


Hace un par de  varios meses mi amiga Viri (quien por cierto está muy enojada porque según ella le he dedicado entradas enteras de mi blog a otros amigos y a ella no) me pasó una grabación de una conferencia que, aunque me pareció muy interesante, no había tenido tiempo de escucharla completa. Por fin lo logré, y me gustó tanto que se las comparto.
Aquí están los archivos para que los descarguen y la escuchen. Como a veces me paso de buena gente, me puse a transcribirla también por si prefieren leer que escuchar, y es por esto que esta entrada me ha tomado un par de muchos meses. 
Cuando puse "[?]" es que por el ruido no entendí lo que dijo (¡se aceptan correcciones!)

(Para los que están leyendo desde Google Reader o similares: aquí va insertado un cuadrito con los archivos mp3, si no lo ven vayan al blog.)









"Muy buenas noches a todos. En verdad me siento muy agradecido con todos ustedes y con Dios de tener la oportunidad, en esta Expo Capital Humano, de estar con todos ustedes, empresarios de esta nación, México. Primero yo quisiera presentarme. Mi nombre es Carlos Kasuga Osaka. Soy hijo de unos inmigrantes japoneses que tuvieron la visión, la dicha, de escoger este hermoso país, y que con moldes japoneses me hicieron aquí en México. Soy de fabricación japonesa, pero orgullosamente hecho en México.


Esto me dio la gran oportunidad de vivir en un hogar netamente japonés, con idioma, tradiciones, costumbres y comida japonesa, y lógicamente desarrollarme en el medio nacional. Somos empresarios desde los 20 años; empezamos con una pequeña fábrica de juguetes inflables [?] , y con orgullo les puedo decir que en mi juventud construimos los cinco aros olímpicos de la olimpiada; que eran de México, que eran unas salvajadotas de 25 metros de diámetro cada aro, que se inflaron con helio, y que ese 12 de diciembre de 1968 se soltaron en el, todavía, cielo azul de la Ciudad de México. Y actualmente estamos dirigiendo la empresa Yakult, una empresa que, gracias al apoyo de todos ustedes, estamos vendiendo actualmente más de tres millones quinientos mil frasquitos diarios. 

Pero para tener una empresa de calidad, señores empresarios, para tener una empresa de calidad, una familia de calidad, una institución de calidad, lo primero que tienes que hacer es empezar contigo mismo y con tu gente, e ir formando hombres de calidad total. Y para ello se necesitan seguir cuatro pasos:

El primer paso es el bien ser. El ser puntuales, el ser respetuosos, el ser honestos, el ser disciplinados, el ser estudiosos. Si aquí somos 600 gentes y estamos empezando 20 minutos tarde la conferencia, son 600 x 20... son 12,000 minutos. 12,000 minutos entre 60 minutos que tiene cada hora, se han perdido 200 horas. Las ha perdido México. Es por ello que el ser puntuales es de vital importancia.

El segundo paso es el bien hacer. Todo lo que hagas, hazlo bien desde un principio. Si te vas a levantarte, hazlo bien; si te vas a bañarte, hazlo bien; si te vas a vestirte, hazlo bien; si te vas a despedirte de tu pareja, de tus hijos, hazlo bien, como si hoy fuera el último día que lo vas a poder hacer: abrázalos, bésalos, dales lo mejor de ti. Si vas a estudiar, hazlo bien; si vas a trabajar, hazlo bien; si vas a jugar fútbol, hazlo [?] mejor que lo que Estados Unidos... la Selección Mexicana, ¿verdad?.... Y si en la noche, después de la conferencia, que salgan motivados, van a hacer el amor, también háganlo bien, háganla ver estrellitas [?]... Es hacer bien las cosas.

Y las personas que dan más de lo que reciben --a su pareja, a sus hijos, a sus alumnos, a sus proveedores, a sus empleados, a sus clientes, a su sociedad-- van a sentir el tercer paso que es el bien estar. Y ojalá todos terminemos todos los días, y antes de entrar a descansar a nuestras camas, sintiendo este tercer paso del bien estar, que es sinónimo de felicidad, porque diste lo mejor de ti a tu gente, a todos lo que tuvieron contacto contigo el día de hoy les diste lo mejor de eso que hace de ti un bien estar, que es sinónimo de felicidad.

Y las personas que siguen estos tres pasos, del bien ser, bien hacer, bien estar, tarde o temprano llegan a tener el bien tener. Por favor, señoras y señores no busquen el tener rápido y fácil sin haberlo hecho bien, y mucho menos sin sentirse bien, porque de eso como ustedes saben ya está lleno Almoloya de Juárez, ya no cabe otro Chapo más ahí.

Ahora, de estos cuatro pasos, el bien ser, bien hacer, bien estar, y que como resultado de ellos se llega al bien tener, creo yo que el más importante de todos ellos es el primero: el bien ser. Miren, el error que yo veo que tiene el Sistema Educativo Nacional de la Secretaría de Educación Pública, y de muchas universidades tanto públicas como privadas, es que sólo damos educación de conocimientos. Nos preocupamos desde pequeños por el cinco, el ocho, el diez, estamos sacando el premio[?] nacional en matemáticas, ciencias sociales, ciencias naturales; ya en las licenciaturas se preocupan por química, por física, por derecho, por cálculo, por anatomía... pero si se fijan, son puros conocimientos. De lo que adolece nuestro Sistema Educativo Nacional es que no se ve educación formativa, educación de valores. 


Aunque en México hay dos instituciones muy poderosas, llamadas Televisión Azteca y El Canal de las Estrellas, que tal vez con mucho más poder que la propia Secretaría de Educación Pública, porque llegan hasta el rincón más alejado de nuestra Provincia, van haciendo creer a través de sus telenovelas que así se debe vivir. Que así se adquieren los votos para ser diputado o senador, o así se adquiere el poder en una empresa, [?], o así se adquieren los ranchos, las haciendas, o así se conquista el amor de una mujer, a través de [?], de malas jugadas, de traiciones y de falsedades. Si yo estoy equivocado, nada más acuérdense cuando estaba Mirada de Mujer en todo su apogeo, cuántas señoras cincuentonas querían tener su peluchito en su casa... También cuántas quieren ser lastimadoras y ser las novias de Enrique Peña Nieto, o hacer o estar haciendo pastelitos con los hermanos Reyes. Ésta es la influencia que tiene la televisión [?]


Miren, hace 32 años, cuando estábamos celebrando el 80 aniversario de la migración japonesa a México, estuvimos un grupo de miles de la comunidad mexicano-japonesa que nos reunimos para pensar cómo podríamos agradecer a nuestro México toda la hospitalidad, toda la amabilidad con que México había recibido a nuestros padres y abuelos. Se pensó en un hospital, en un campo deportivo, un monumento conmemorativo, pero al final de cuentas concluimos que lo que más hacía falta en nuestro México eran escuelas. Y es por ello que al sur de la Ciudad de México hemos construido lo que se llama el Liceo Mexicano Japonés, una institución educativa donde hemos tenido el gran honor, pero también la gran responsabilidad, de tener a hijos de presidentes de la República, hijos de secretarios de Educación, a hijos de gobernadores, que han mandado a sus hijos a nuestra escuela, no porque la colegiatura sea barata o cara; los han mandado a nuestra escuela porque tratamos, tratamos de dar mucha educación formativa.

Por ejemplo, en el Liceo Mexicano Japonés, señoras y señores, no hay gente que haga el aseo; son los mismos chicos los que hacen el aseo de su escuela. Se les enseña cómo agarrar la escoba, cómo palanquear una escoba, cómo barrer un rincón, cómo exprimir una jerga, cómo gastar menos agua... porque, empresarios de México --de las PyMEs, sobre todo-- la calidad empieza siempre desde la limpieza. La productividad empieza siempre desde la limpieza. La salud empieza siempre desde la limpieza. La ecología empieza siempre desde la limpieza. 

Pero vean ustedes cómo educamos en nuestras escuelas. A los chicos que más mal se han portado, que han sido Felipe, Marcelo y Enrique, el maestro les dice: "Ahora de castigo, me van a recoger toda la basura del patio." Le hacen creer a los chicos que recoger basura es un castigo, que es de gente mala. Y es por ello que, vean ustedes cómo tenemos nuestras calles, nuestros parques, nuestros ríos que parecen drenaje  --y por eso las inundaciones que hemos tenido en el norte del Distrito Federal--, nuestros mares y nuestros bosques. Cuando debemos de enseñar a nuestros alumnos, a nuestros hijos, a nuestros trabajadores, que la virtud más noble que debe tener un ser humano es la limpieza. Si nosotros tenemos la fortuna, la libertad y la dicha de poder pisar libremente esta tierra mexicana, al menos tenemos la mínima obligación de no ensuciarla.


Ahora, como los chicos van desde pequeños estudiando y viviendo en escuelas donde siempre van a encontrar dizque mexicanos de tercera --que, ellos sí, por no tener estudios, tienen que estar barriendo y recogiendo la basura y las cochinadas que nuestros hijos tiran en los salones o en los patios de las escuelas--, van creyendo que así va a ser siempre en México. Y se van formando directores, gerentes, empresarios, ejecutivos, que, eso sí, tienen su baño privado, espejos relucientes, jabones perfumados, toallas blancas, y el baño del trabajador es un verdadero cochinero. ¿Ustedes creen que el trabajador mexicano no tiene dignidad, no tiene orgullo, no tiene sentimientos? Y es por ello que el trabajador de México nunca se pone la camiseta de su empresa. Son pequeños detalles, señores empresarios, pero que cuentan mucho.


También yo los invito [?] para que vean que es verdad, que en mis empresas, todos hacemos pipí y popó en los mismos baños. Porque, para mi manera de ver, tanto el popó del Presidente Felipe Calderón, como del Gobernador del Distrito Federal Marcelo Ebrard, o de los camarógrafos ahí presentes o los señores del sonido, o el mío, a final de cuentas huelen igual. ¿Pa' qué estar haciendo estas diferencias?

También, hablando del tiempo, les enseñamos a nuestros hijos, a nuestros alumnos, a nuestros trabajadores, que cuando ustedes nacieron, cuando yo nací, inmediatamente nuestros padres nos abrieron un cuentón, un cuentón pero no en dólares ni un cuentón en pesos. Nos abrieron un cuentón de horas-vida. Y depende de cada uno de nosotros si esas horas las gastamos o las invertimos. Desgraciadamente, hay muchos jóvenes que gastan sus horas. Terminan en la universidad, se van inmediatamente a su casa, se tiran en el sofá con el control de la tele a ver Big Brother. Pero hay otros que invierten su tiempo. Lo invierten estudiando, trabajando, haciendo deporte, leyendo --nos hace falta tanto leer, leer, leer, observar y cuestionar. Y la vida es muy sabia. Va a premiar con muy buenos dividendos a aquellos individuos que hayan sabido invertir su tiempo. Pero también la vida es muy cruel, muy cruel, y les va a cobrar muy fuertes intereses usureros a aquellas personas que sólo se hayan atrevido a gastar su tiempo.

Y yo quiero en verdad el día de hoy agradecer a todos ustedes que estén invirtiendo esta hora y media, dos horas, con un servidor, que espero en verdad sean de lo más productivas para ustedes, para sus vidas, para sus familias y para sus empresas.

Tampoco quiero que sean gerentes, directivos, empresarios que se atreven a poner reglamentos, que se va a sancionar al trabajador que llegue 10 minutos tarde, y tú llegas en carro último modelo, condenado empresario, y vives a ocho cuadras de distancia, no te la jales. El pobre trabajador que se tuvo que levantar muy temprano, caminar ocho cuadras, tener que tomar la combi, tener que venir soportando el olor del peluche del zobaco del vecino por más de 40 minutos, y que por un accidente de tránsito llega tarde un minuto, "sancionado, vas pa' atrás". ¿Qué creen que siente ese trabajador?

Lo único que siente es coraje, rabia, injusticia. El buen empresario, el bien director, el buen ejecutivo, debe ser siempre el primero en llegar y el último en irse. El ejemplo arrastra. El ejemplo causa admiración. El ejemplo es lo que va creando la disciplina; no son las sanciones lo que crean la disciplina en una empresa.



No sé si de aquí alguien haya ido a Japón, que levanten la mano. No me van a dejar mentir. Bueno. Quiero presentar al país de mis padres. Japón es del tamaño de Chihuahua con Aguascalientes juntos. Chihuahua con Aguascalientes es todo el tamaño que tiene Japón. En el cual viven 127 millones de japonesitos. De su territorio no sale ni una sola gota de petróleo. Y México nos da, como ustedes saben, más de tres millones de barrilotes diarios a los mejores precios internacionales, y hay pobreza. [En Japón] no sale un sólo gramo de hierro, y es gran productor de automóviles, de electrodomésticos, y de infinidad de productos que hay en la habitación. Tiene cuenta entre los diez bancos más grandes del mundo, el índice de competitividad más alto del mundo, el índice de criminalidad de los más bajos del mundo, y el índice de ahorro per capita de los más altos del mundo.

¿Y cómo un país tan pequeño, sin recursos naturales, puede llegar a ser una gran potencia económica mundial? Se debe, señores, a esta educación formativa. Que si nosotros en nuestros hogares, en nuestras empresas, en nuestras instituciones educativas, hacemos esto por dar una educación, una gran importancia en la educación formativa, México tiene todo, todo para ser una gran potencia mundial.

Son quince horas de vuelo desde México a Japón. Siempre vas a llegar en la tarde, o al anochecer. O muy temprano. Porque en Japón, después de las 10 de la noche a las 6 de la mañana, sobre los cielos no vuela un solo avión. Porque no con el ruidero del jumbo jet van a levantar a los ancianos, a los enfermos, a los bebitos, que duermen en los pueblos y en las ciudades del Japón. Siempre es el respeto a las mayorías.

Por lo tanto, vas a llegar en la tarde, al anochecer, échate una buena cena, un buen baño, y descansa por favor de estas largas, largas quince horas de vuelo. Pero a la mañana siguiente yo quisiera que hicieran la siguiente prueba  --y no me va a importar si se hospedaron en un hotel de tres, cuatro o cinco estrellas. Saquen su camisa, su blusa a lavar. Pero antes de sacarla a lavar, métanle un billetote de cien dólares, métanla en la bolsa de la lavandería, y ustedes váyanse a trabajar, a estudiar, o váyanse de turistas, o váyanse de compras, y cuando regresen en la noche, van a encontrar una camisa perfectamente lavada y planchada, y al lado los cien dólares. Si no aparecen estos cien dólares, fue una apuesta pública, les pago mil. Con la apuesta, aquí con los testigos de [?] y con la esposa de [?] como testigos de que sí voy a cumplir con lo que les estoy diciendo.

Y puedo hacer este tipo de apuestas porque conozco perfectamente bien la educación formativa de ese pueblo.

Cuando salgan a la calle, van a ver estaciones del metro, y alrededor de la estación hay cantidad de bicicletas y de motocicletas porque la gente de su casa a cada estación en bici, en moto, deja su bicicleta, deja su motocicleta, sin llaves, sin candados, agarra el tren, se va a trabajar ocho, diez, doce horas, regresa en la noche, agarra la bici, agarra la moto con la cual regresa a su casa.

Si está lloviendo, el municipio o la delegación ponen alrededor de la estación cantidad de paraguas que la gente agarra, se va a su casa y al día siguiente regresa ese paraguas a la estación, tal y como sucede en la estación de Nezahualcóyotl acá en la Ciudad de México.

Nos da risa, ¿verdad? Cuando nos deberíamos de preguntar "oye, y ¿por qué lo podrán hacer los japoneses, si son mucho más feos que nosotros? ¿Y por qué no lo podemos hacer nosotros?"


¿Saben ustedes por qué? Porque allá se educa bajo un principio de que si no es tuyo, debe ser de alguien.

Si no son tus crayolas, niñito, deben ser de alguien.
Si no es tu vagoncito, debe ser de alguien.
Si en la universidad, en el baño, te encuentras una cartera, un reloj, una pluma, no son tuyas, deben ser de alguien.
Señores empresarios, si en la fiesta se encuentran una señora y no es suya, debe ser de alguien. No se trata de que "ésa es mía, yo la vi primero." No se andan [?] En verdad.

Si yo aquí en el Centro Histórico me encuentro una cartera, "chin, yo la vi primero." Veo inmediatamente cuánta lana trae, y volteo hacia la iglesia. "Ay, gracias, Diosito, ¿cómo supiste que estaba tan jodido?" ¡Y tiene la credencial de 'tómate la foto'! Y "¿la regresaste, Kasuga? ¡Qué bruto eres!"

Pero cuando te educan bajo el principio de que "si no es tuyo, debe ser de alguien", las cosas cambian.

Y ustedes como empresarios se han de dar cuenta. Lo que nuestras empresas, lo que nuestro país gasta. Gasta. En lugar de educar, gasta, en poner policías, y policías sobre los policías, en videocámaras, en candados, en llaves, en cajas fuertes... Gastos totalmente inútiles, cuando deberíamos de enseñar que si no es tuyo, debe ser de alguien. Encuentras una cosa, ¿es tuya? No. Lo dejas. [?]Eso es todo, nada más. Si no es tuyo, debe ser de alguien. Es todo, nada más.

Pero vean ustedes cómo educamos [?]. Porque esta educación debe ser en los hogares, en las escuelas, en los centros de estudio, en los centros de trabajo. Y no que, llega el niño del kinder feliz, "¡Mira mamita! ¡Mira mamita! ¡Encontré un Power Ranger que tanto, tanto quería tener!" --"Ay, ¡qué suerte tuviste hijito!" Y el condenado se va de suerte en suerte, hasta que termina en Almoloya. Cuando ahí la mamá le tuvo que decir "¿No es tuya? Vamos ahorita y la regresamos." Aunque tengamos que caminar diez cuadras con el escuincle. Pero ésa es la educación formativa que tanto, tanto necesitamos.


También... han escuchado ustedes... Miren, yo soy empresario desde los veinte años, les decía, empecé con esta fábrica de juguetes inflables, y estaba estudiando la carrera de Contador Público en la Escuela Bancaria y Comercial. Tenía clases de 7 de la mañana a 9 de la mañana, después de 6 de la tarde a 9 de la noche, por aquí viene un spam de mi querida Escuela Bancaria y Comercial. (Que, por cierto, para presumirles, mañana me nombran como Alumno Distinguido de esta Honorable Escuela Bancaria y Comercial.) Bueno, tenía clases de 7 de la mañana a 9 de la mañana, después de 6 de la tarde a 9 de la noche. En las tardes, cuando iba hacia la Bancaria, en Reforma e Insurgentes siempre hay jóvenes en los sémaforos que venden los periódicos de la tarde: el Esto, el Ovaciones. Yo les compraba el Esto, el Ovaciones, cuando éstos valían 35 centavos, y les pagaba con un billetote de 100 pesos.

Me decían, "Oiga, no tengo cambio, estoy empezando." 

--"Pues no te preocupes: 9 y media, 10 de la noche que paso por aquí, me regresas el cambio y no tenemos ninguna bronca."

Muchos no me regresaron el cambio. Pero otros me dijeron --todavía me decían "joven"-- "Joven, aquí está su cambio."

Y esos que me dijeron "Joven, aquí está su cambio." y me regresaron el cambio, actualmente son los ejecutivos de mis empresas, tienen casa particular, coches último modelo, mandan a sus hijos a las mejores universidades de México, y todavía se dan el lujo de tener una casita de campo en Morelos o en el Estado de México. Es por ellos que yo me puedo auto-autorizar para poderme parar en un foro tan prestigiado como éste para decirles, señores empresarios, que con México, con su gente, se puede, siempre y cuando les des educación formativa.

¿Para qué quieres tener en tu negocio un ingeniero, un contador, un químico, o uno de Recursos Humanos, con dos maestrías y un doctorado, si no es honesto? ¿Si no sabe trabajar en equipo? ¿Si no es puntual? Mientras más años trabaje en tu empresa, más daño te van a ocasionar. Los valores no tienen títulos, ni tienen maestrías, pero es lo que hace al individuo, al ser humano, grande. Lo hace de calidad. Los valores. Eso es lo que quiero que no se les olvide. Que lo importante en el ser humano son los valores; y es lo que nos adolece  en nuestra educación: los valores.


También, no sé si hayan escuchado, cómo se dice en nuestro idioma español (mexicano): se cayó, se perdió, se descompuso, se rompió... ¿Y quién lo hizo? Nadie...

Vamos a imaginarnos que, --como va a suceder, ¿verdad? Eso esperamos, que así suceda...-- que la Selección Mexicana en Sudáfrica esté llegando milagrosamente a cuartos de finales. Le acabamos de ganar ayer a Inglaterra, y entonces al día siguiente en todos...--a Francia no, ¿eh? A Inglaterra--, y entonces en todas las escuela y en todas las primarias se va a estar jugando fútbol. Y todos los chiquitos van a querer ser los Cuauhtémoc, los Pichichis del salón, los Rafa Márquez... y van a estar jugando fútbol. Estos jóvenes que tengo aquí enfrente no son la excepción, chutan y rompen el cristal de la dirección. Viene la maestra Anita y dice, "¿Quién de ustedes fue?" ¿Quién de ustedes fue? Elías, que luego luego se le ve que tiene la cara de ser el más honesto de la clase, levanta la mano y dice "Yo fui, maestra." ¡Pobre de Elías! Le meten una regañada, lo castigan, hacen que vengan sus papás, que paguen el cristal de la dirección, y es castigo tras castigo.

Los demás compañeritos de Elías no lo dicen, pero lo piensan. "Ay, qué pendejo es Elías. Por güey..." (No, así hablan los niños de cuarto año de primaria, por si no lo saben...)

Pero después crecemos, y trabajamos en una empresa que ha adquirido esta maquinaria que es veinte veces más productiva que la máquina que anteriormente había adquirido el lugar. Y ahí ponemos a nuestro mejor técnico que se llama Alejandro. Nuestro mejor técnico al frente de esta máquina. Alejandro se siente muy contento, muy reconocido; Alejandro dice, "después de trabajar ocho años en esta pinchurrienta empresa... Hasta que se dan cuenta de que soy el más chilaquil de los técnicos..." Se siente muy feliz, muy contento, se aprende todos los manuales, y esta máquina no vuelve a funcionar sin que Alejandro le meta mano.

Pero a esta empresa le llega un gran pedido de exportación que tiene que cumplir en tiempo y en forma. El dueño y todos los gerentes van con Alejandro y le dicen, "Alex, confiamos en ti. Sabemos que nos vas a sacar de este atolladero, ¿eh? Le metes todo. Le echas todos los kilos."

Alejandro, esa noche, de los nervios, no duerme, pero al día siguiente dice "Si yo le muevo esto, seguro que va a producir más." Le mueve, y, ¡chin! Se apaga la máquina. Todo mundo se asusta. "Oye Alejandro, ¡¿qué le hiciste?!"

--"No, yo nada... se apagó. En verdad, se apagó. Se los juro que se apagó."

Viene nuestro técnico, no le da... Hay que traer al técnico desde Francia, para que diga "Es que alguien movió esto..." ¿Saben qué hacen con Alejandro? Me lo corren...


Elías quería, su intención inicial y verdadera era querer meter un gol de chanfle. Chanfleó mal, y es castigado.

Alejandro quería producir más, y es despedido.

Y por eso de nuestros trabajadores, de nuestros hijos, de nuestros alumnos, sólo vamos haciendo elefantes de circo.

¿Han visto ustedes cómo son los elefantes de circo? Son unos animalotes así grandotes, que están amarrados a una cuerda y amarrados a una estaca. Y que no se escapan. Que fueron creciendo desde pequeños, en la suciedad, en los malos olores, llenos de moscas. Y que, todo se acostumbran a que todo se los tiene que dar el domador. Y se mueven de acuerdo a las órdenes del domador. Porque han perdido toda iniciativa. Todo sueño, toda meta. Realmente este elefante cuando era joven, como lo son sus hijos, quiso ser libre. Y estuvo luchando día y noche por zafarse de esta cuerda. Pero en ese momento, la cuerda era más fuerte que él. Le lastimó la manita. Se la sangró. Le salió costra, le salió callo. Pero no sólo callo en la manita. Lo triste es que le sale callo en la cabezota, de que yo no puedo, y yo no puedo, y yo no puedo, yo no debo, y yo no puedo, y yo no debo, y yo no debo, y así va creciendo, creyendo que no puede y que no debe.

Si éste elefante ahorita quisiera ser libre, hace ¡pum! Y sería libre. Pero ya ni se preocupa. Le han metido, desgraciadamente, sus domadores desde pequeño tanto, tanto en su disco duro de que no debe, no puede, no debe, no debe, no puede, que cree que no puede.

Y así, la mayoría de los trabajadores, de nuestros trabajadores, de nuestros burócratas, salen a trabajar por necesidad; por miedo y por temor, como elefantes de circo. Y ninguno sale por un sueño, por una meta, por un logro, por un objetivo. Salen y levantan la trompita, levantan la patita, hacen el trabajo que deben de hacer, ni un movimiento de más, ni un movimiento de menos. Y una vez que terminan de trabajar, los vuelven a anclar. Y así es hoy... y así será mañana... la semana entrante, el mes entrante, el año entrante... hasta que se mueran. O a los 40 años lo cambian por otro elefantito más joven.


Miren jóvenes, empresarios, si de veras quieren ser libres, si de veras quieren volar muy alto, y si de veras quieren ser triunfadores en la vida, lo primero que vamos a tener que aprender es a zafarnos de esta cuerda. De esta cuerda llamada ignorancia. Les advierto desde ahorita que hay que sacrificar en muchas áreas. Hay que sacrificar varias fiestecitas por ahí. Va a haber días en que vamos a tener que llorar porque no nos podemos escapar de esta ignorancia. Pero una vez que nos zafemos de esta cadena llamada ignorancia, vamos a ser libres, vamos a poder volar muy alto, vamos a ser los triunfadores de la vida.

paperclip procrastinatorSi nos acostumbran a que todo nos lo tiene que dar el domador, peladito y en la boca, al hacer así... y tienen ustedes... Así salen a trabajar el 84% de nuestros burócratas, de nuestros trabajadores, de nuestros empleados. ¿Cuál fue el objetivo del día de hoy a ir a trabajar? ¿Saben cuál fue el objetivo de hoy? Que diera la hora de la salida. Para eso van a trabajar. En verdad... Después del lunch empiezan a ver, "Ay, me falta un chingo..." "Me falta un montón..." Ya a media hora antes de la salida, de llegar a su objetivo, empiezan a escurrirse al baño, a arreglarse. Llega la hora de la salida, o sea, cumplieron con su objetivo, y salen como chiflido. Así haya papeles, facturas, mercancía tirada, les importa un comino. El objetivo del día de hoy al que fueron a trabajar, fue que diera la hora de la salida.

Y cuando tengamos a nuestro personal trabajando para que dé la hora de la salida, la empresa no va a crecer. Porque el objetivo es que pase el tiempo, y con el menor esfuerzo posible.

Ahora, también tenemos la gran cualidad de transformar a nuestra gente. Miren, el que cumple con sus obligaciones, y da más de lo que debe, convierte su mundo en un paraíso. El que sólo pide, y sólo exige, convierte su mundo en un infierno. Y yo quiero que hoy mismo hagan la siguiente prueba: el día de hoy cuando regresen a su casa, por favor díganle a su mamá: "Oye mamá, qué guapa te veo el día de hoy." "Oye, qué bonito arreglaste la mesa." "Oye mamita, qué rica sopa me preparaste."  Señores empresarios, también cuando regresen a su casa, por favor díganle a su señora "Oye vieja, qué guapa te veo el día de hoy." "Oye, qué bonito arreglaste las cortinas." "Oye vieja, qué rico guiso me preparaste."

La señora, si no está acostumbrada a estos halagos, va a decir "Y ora, éste, ¿qué se trae? A lo mejor quiere su nochebuena...[?]" Pero créanme que la mamá o la señora que recibe este tipo de halagos, mañana, sin que nadie se lo ordene, sin que nadie se lo pida, ella solita se va a arreglar mejor. Ella solita se va a esforzar por tener su casa cada día mejor. Más limpia, más bonita. Ella va a experimentar en cocinar otra sopa, otro guiso más sabroso.

Y es así señores, como nace la calidad. Cuando tú haces que tu gente se sienta ser hombres de calidad total. Y esto, esto es causa-efecto. Si das una sonrisa, la sociedad te regresa tres sonrisas. Si das una cara jetona, la sociedad te va a regresar tres caras jetonas. Entonces, da positivismo. Entrega positivismo, y cambiarás tu mundo. Si quieres cambiar tu mundo, primero cambia tú.

Aquí hay muchas mujeres muy guapas, pero voy a tomar el caso de Odet, por ejemplo. Vamos a acompañar, porque es muy conocida aquí en el medio. Vamos a acompañar a Odet cuando ella tenía como 11 años y la invitan al primer baile de su vida. Huy, Odet, de 11 años, está feliz, muy contenta, muy nerviosa, porque tiene 11 años y va a ir al primer baile de su vida. No sabe cómo arreglarse, cómo peinarse, si ya se pone tacones altos, si se pone medias, cómo se pinta, si se pone brassiere o no se pone brassiere... tiene 11 años, bueno... Llega el día de la gran fiesta y Odet se arregla lo mejor que puede. Sale de su recámara, y pasa por la sala, donde desgraciadamente se encuentra con una tía como las hay muchas.

Tan pronto ve a Odet, "Ay Odet, qué mal te ves. ¿Oye, ya te fijaste, mi amor, que tienes todas las medias chuecas? Ay, ese peinado la verdad no te queda. Te pintaste horrible, parece que te echaste una tlapalería encima, mi amor." Puros defectos, puros defectos. Entonces la niña Odet ante el primer defecto que le marca su tía empieza, lógicamente, a perder seguridad; empieza a perder confianza en sí misma. Y cuando llega en la fiesta Leonardo DiCaprio y le dice "¿Bailamos, Odet?" --"Ay, no, muchas gracias... no, ay, yo no sé bailar." Y esa noche Odet fracasa.

Pero la misma Odet se arregla, sale de su recámara y la tía la dice "¡Qué guapa estás! ¡Qué linda! ¡Eres la más hermosa de la familia! Qué digo de la familia, ¡del [mundo] entero! De grande Odet, vas a ser más hermosa que Paty Manterola." Esa noche, Odet triunfa.

¿Y qué hizo a Odet una triunfadora o una fracasada? La maldita tía.

Pero así hay padres de familia, así hay maestros, así hay jefes, ejecutivos, y así hay empresarios que todos los días, sin saber, lo único que hacen es a gente fracasada. Pero, Bendito sea Dios, también hay muchos padres de familia, muchos maestros, muchos jefes, muchos ejecutivos y muchos empresarios que todos los días, todos los días, lo que están haciendo es a gente triunfadora. Gente triunfadora que se le ame y se le respete en los hogares, en los centros de estudio, en los centros de trabajo, y que no desde las casas empezamos a decirles a nuestros hijos "eres un tonto, eres un bruto, siempre te pegas, eres un tonto..." Se hace tonto el escuincle.

También hay mamás que empiezan a decirles "eres un mentiroso, tramposo, mentiroso, tramposo..." El niño se hace mentiroso y tramposo. Hay mamás que empiezan a llorar y a gritar "¡Es un desgraciado, un maldito, eres un desgraciado, maldito! ¡Ya te pareces a tu papá!" Y se llega a parecer a su papá el escuincle.

Esto es el efecto Pigmalión.

Por eso la vibra, la energía que irradias --esto es muy oriental esto, muy oriental--... [?] Que cada ser humano tiene un dios. ¿Han visto cómo los japoneses saludan así? No crean que se inclinan ante ustedes; se inclinan ante el dios que tiene cada uno de ustedes en sus corazones. Es respeto a ese dios. Porque saben que cada uno tiene un dios, una energía que está irradiando. Por eso nos recomiendan: no critiques, no te quejes, no condenes. Nos encanta criticar en nuestro país, en México. "Ay, ¿ya viste a las que se sientan enfrente? Se sientan porque se creen las más guapas. ¡Ay, me caen bien gordas!" ¿Sí? Ya critican.

Después nos quejamos del gobierno, nos quejamos del tráfico, nos quejamos de nuestros compañeros, nos quejamos de nuestros jefes, nos quejamos de nuestro México, nos quejamos.... ¿Y qué hacemos nosotros?  Nada. Más que quejarnos.

Después condenamos. Agarramos el poder de Dios y le decimos a nuestros hijos: "Vas a reprobar." Y, chin, reprueban. "No te subas a esa rama porque te vas a caer." Y se caen. "No agarres el coche de tu papá porque vas a chocar." Y chocan. "No te comas eso, porque te vas a enfermar." Y [?] haya tomado un Yakult, no se va a enfermar...

Ésa es la influencia que tiene el ser humano [?]


También... sí quisiera plantearles tres problemas, futuros empresarios de México, tres problemas que tiene mi México y que si no los sabemos resolver de raíz, mi México no va a poder salir adelante.

El mayor problema que tiene México es que no somos autosuficientes de nuestros propios alimentos. Somos  importadores de gran cantidad de granos. El que les habla ha sido presidente de la Federación Panamericana  de Lechería, y con tristeza les tengo que decir que somos el país que más leche importa en ele mundo. Pero también somos un país que vende este tipo de aguas embotelladas más caras que la leche.

El pobre campesino que tiene 8, 10 vacas, que se tiene que levantar muy temprano a ordeñar y sacar los tambos a pie de carretera, pues ya no le conviene echarle agua a la leche porque le sale más cara el agua. Somos un país que compra a 8.50, 10 pesos el kilo de tortilla, sin entender que se necesitan de 8 a 12 mazorcas para hacer un kilo de tortillas. ¿Cuánto le estás pagando al pobre campesino? Le estamos pagando una verdadera miseria. Y lo único que estamos haciendo, señores, es que tengan que abandonar su tierra, abandonar a sus familias, sus comidas, sus tradiciones e irse a buscar trabajo al otro lado.

Yo soy hijo de inmigrantes, y sé lo difícil que es llegar a un país extraño, sin dinero, sin el idioma, sin amigos y sin relaciones, y tenértela que partir, y trabajar 14, 16 horas diarias, para mandar dinero a los municipios más pobres que dejaste en la República Mexicana, que es de gente valiente. Y gracias a esas remesas tenemos una estabilidad socio-económica más o menos pasable. Que si no llegarse estas remesas, otro gallo estaría cantando en nuestro país.

Pero lo triste, señores, no es que tengamos que estar vendiendo el maíz o los granos que nos hacen tanta falta. Lo que debemos de pensar en qué opuparnos es a quién obedece un ser humano. ¿A quién obedece un perrito? ¿Saben ustedes a quién? Al que le da de comer. Y eso, como nación, es perder libertad. Libertad hecha por muchos héroes, en muchas batallas durante toda la historia de México, y por estarles pagando una verdadera miseria al campesinado mexicano, el estar perdiendo esa  libertad, creo que no se vale. No se vale. Y es por ello que es muy preocupante.

Y yo quiero decirles cómo le hizo Japón.

Japón quedó hecho polvo después de la Segunda Guerra Mundial, después de las bombas atómicas, la gente se moría materialmente de hambre... Pero hubo un gran político japonés que agarró un arroz, se lo enseñó a su pueblo y dijo, "¿Ven ustedes este arroz? Siémbrenlo, riéguenlo, fertilícenlo y coséchenlo. Y yo, la Conasupo de Japón, te lo voy a comprar al triple de lo que valga en el mundo." (Lo sigue haciendo hasta la fecha).

El campesino que en esos momentos no tenía nada de nada, y al recibir todo ese dineral por su cosecha, inmediatamente empieza a comprar. Pantalones, zapatos, blusas, mesas, sillas, bancas, estufas, planchas, focos, relojes, ventiladores, refrigeradores... y empieza la pequeña y mediana industria japonesa a trabajar las 24 horas del día. Y a mayor producción, menor costo. Y a menor costo, exporto. Y al exportar gano dólares, gano divisas, con las cuales pago la deuda externa, y ahora todo mundo le debe a Japón.

¿Qué hacemos nosotros?

Le pagamos una miseria al campesinado mexicano, traemos el maíz que nos hace falta, lo hacemos tortillas, lo hacemos chilaquiles, lo hacemos tamalitos de chipilín, y en 24 horas aquí [?] lo fabricamos y lo hacemos [cuacuau?]. Y con ese producto nunca vamos a poder pagar la deuda externa, y la deuda sí que crece, crece y crece...

Autosuficiencia alimentaria. Gran problema de mi México.

Segundo problema que tiene mi México. ¿Quién de ustedes, honestamente hablando, quisiera que si hijo o su hija fuera maestro de primaria o de secundaria? Levante la mano. [...] La primera vez que encuentro... siempre pregunto y es la primera vez que encuentro gente que me levante la mano. Es increíble. Por lo general, los jóvenes ahora van por el dinero, ya saben que como maestro nunca pueden llegar a ser ricos, (salvo dos casos muy especiales --los demás son pobrezones). Y lo preocupante es quién va a educar al futuro de esta nación. ¿Quién va a educar a nuestro México? ¿Quién va a educar a sus hijos? ¿Quién va a educar a mis nietos, si en los mejores hogares, con lo mayores recursos y los mayores principios, nadie, nadie quiere que su hijo sea maestro de primaria o de secundaria?. Y Confucio dijo: La nación o el individuo que no sepa respetar a sus ancestros, a sus padres y a sus maestros, será una nación o un individuo que se irá a la decadencia. Y eso es preocupante.

Y yo entiendo por qué los jóvenes no quieren ser maestros. Porque saben que como maestros no pueden llegar a tener dinero. Y la culpa la tenemos nosotros que le hemos dado tanta importancia  al que tiene y nos hemos olvidado totalmente del que es. Le hemos dado tanta importancia al que tiene, los Carlos Slims son los que salen en las mejores revistas, tienen palcos en los estadios, las mejores mesas en cualquier restaurant o cualquier show, y al que es se les olvidan todos, no lo toman en cuenta para nada. Eso es lo triste. La culpa la tenemos nosotros, todos los padres de familia, desde cuando estamos educando a nuestros hijos. Vean ustedes al papá que sale a pasear a su hijo en domingo de 8 años y vean ustedes qué empieza a decirle.

"¿Ya viste, hijito, en qué carrazo anda ese güey? ¿[ ] Ve en qué casota se acaba de meter ese güey".
"Hijito, ¿qué quieres ser de grande?"
--"Pues güey, papá..."

Pues sí.. porque le damos importancia al que tiene y nos hemos olvidado des que es. Eso es lo triste... Miren, porque ser maestro es una profesión de vocación, una vocación similar a la que tuvieron Aristóteles, Sócrates, Sullivan; maestro le llamaron a Vasconcelos, maestro le llamaron a Gandhi, maestro le llamaron a Buddha, maestro le llamaron a Cristo. Y uno solo de estos maestros con su enseñanza, y la congruencia en su enseñanza, han sido capaces de cambiar media humanidad. Que es altísima profesión, el ser maestro.


También mi padre me enseñó: si quieres riqueza para un año, siembra maíz; si quieres riqueza para diez años, siembra árboles frutales; pero si quieres riqueza para ti, y para toda la gente que trabaja contigo, siembra en ellos educación. Y el único factor, señores de las PyMEs, para generar riqueza es a través de la educación. Es por ello que es tan importante en tiempos de crisis la capacitación de tu gente. Es, en tiempo de crisis, es cuando es el invierno de una planta. Y en invierno es cuando se abona una planta. Se abona a través de una fuerte capacitación en tu personal, para que las raíces estén fuertes, esperando nada más que llegue la nueva primavera para florecer y para dar buenos frutos.

Pero tontamente, los empresarios, muchos empresarios recortan los presupuestos de la capacitación, de la educación en tiempos de crisis. Después se secan las pinches plantas. No se extrañen, no se extrañen porque se secan, porque no les va bien, porque no invertimos en la educación de nuestra gente; la única forma de generar riqueza es a través de la educación. De la educación formativa, de la educación... bueno, hasta la educación vial nos hace falta, la educación civil, la educación nutricional, todos los problemas de mi México se concentran en la falta de educación. En la falta de educación.


Y yo quiero platicarles en dónde invierte un país primermundista, y en dónde invertimos nosotros nuestro dinero. Miren, si nuestros gobiernos actualmente no pueden brindar buenos sueldos a los maestros de México, creo que es responsabilidad de todos nosotros, la sociedad mexicana, de brindarles mucho sueldo moral a nuestros maestros, sueldo moral de agradecimiento, de reconocimiento, y de profunda gratitud, y aprovecho la noche de hoy para que me acompañen brindando un fuerte aplauso de agradecimiento, reconocimiento y gratitud a todos nuestros maestros que tuvieron en la primaria y en la secundaria, y decirles gracias maestros por todo.

Ahora, les voy a contar una anécdota que me pasó con el presidente Salinas de Gortari cuando era padre de familia en nuestro Liceo Mexicano-Japonés. Era padre de familia, llegó a ser candidato a la presidencia y llegó a ser Presidente de la República Mexicana, y como a los 6 meses de ser Presidente de la República Mexicana lo vino a visitar el Primer Ministro de Japón. La cita que teníamos en Los Pinos era a las cuatro de la tarde y la comitiva japonesa estaba hospedada en el hotel Niko, que como ustedes saben está enfrente de Los Pinos y sólo Reforma los separa. Pero esa tarde había una gran manifestación de maestros que querían a como diera lugar llegar hasta Los Pinos a exigirle al Señor Presidente un aumento de sueldo. La comitiva japonesa, a pesar de tener cuerpos de seguridad, patrulleros y motociclistas, llegamos 15min tarde a al cita con el Señor Presidente. El Ministro japonés llegó echando lumbre, bien molesto, porque para ellos al puntualidad es ley de oro, donde no caben pretextos ni mucho menos excusas, porque saben que la excusa siempre está en medio de los excusados; son puras mentiras.

Llegó molestísimo, lo vio tan molesto el Señor Presidente, "No se preocupe Señor Ministro, sabemos que hay una manifestación de maestros que nos están pidiendo aumentos de sueldo. " El ministro japonés se volteó con el Señor Presidente, "Mire Señor Presidente: en mi gobierno, en mi burocracia, el mejor pagado es el maestro de primaria y de secundaria. Porque si a usted a ellos sólo les paga salarios mínimos, sólo hombres de salarios mínimos le van a poder entregar." ¡Órale! ¡Tradúcele esto al Señor Presidente! Pues [?] ahí va... No le quedó más que decir 'tiene usted toda la razón'. Pero para que vean en dónde invierte un país primermundista. En sus maestros.

Y en la burocracia japonesa como en la burocracia mexicana, está formada por ingenieros, licenciados, médicos, de todas las preofesiones. ¿Por qué en Japón el mejor pagado es el maestro de primaria y secundaria? ¿Por qué creen ustedes? Porque estos maestros el día de hoy ya están construyendo el Japón del 2050. Nada más y nada menos. ¿Qué estamos construyendo nosotros con nuestros maestros en Oaxaca...? Quemando autobuses, cerrando carreteras, saqueando comercios...  ¿Eso es el México que vamos a dejar a nuestras futuras generaciones? Eso es lo que me preocupa, lo que me duele. Que le debemos dar un cambio a esta educación, a una educación formativa de valores.

Tercer problema que tiene mi México. ¿Con quién firmamos el primer Tratado de Libre Comercio? Estados Unidos y Canadá. Y díganme ustedes qué han comprado hecho en Canadá. En Walmart, en la Soriana, en la Comercial Mexicana, en Sam's... ¿qué han comprado? Pero qué tal, ¿eh? Hecho en China, en Taiwan, en Hong Kong, en Singapur... ¿Qué, el Tratado de Libre Comercio fue con el Oriente o con Canadá y Estados Unidos? Como que no lo entiendo, como que no me cae el veinte. Pero para que vean cómo nos tienen agarrados nuestros vecinos... ojalá nomás fuera [?]

Mucha mano de obra en el oriente. Lo traen a la Unión americana, lo venden en sus Macy's, en sus J C Penney, en sus Woolworth, en sus Sears, en sus tiendas... y la mercancía defectuosa, la mercancía fuera de moda, la mercancía que está por caducar, la mercancía obsoleta, ni modo de regresársela a los chinos, están muy lejos. ¿Sabes qué? firmamos un Tratadito de Libre Comercio con los de allá abajo y les aventamos todos estos dardos. Y ahí estamos compre y compre por baratos. Sin entender que por cada compra que estás haciendo de productos extranjeros, le estás quitando el pan a muchos trabajadores de aquí. Nada más y nada menos. Después no nos sorprenda por qué hay tanta desocupación; por qué hay tanta criminalidad; por qué en las graduaciones por la escalera derecha viene subiendo un profesionista, aquí es certificado por el rector de la universidad, y por la escalera izquierda nomás está bajando otro desempleado más. Teniendo un país tan rico, no se vale...


Por eso son estos los 3 problemas que tiene México, que, señores empresarios, debemos de cuidar:

1) la autosuficiencia alimentaria,
2) una excelente educación formativa, y
3) elevar las fuentes de trabajo.

Y para que me entiendan empresarios, de este Capital Humano, lo que debemos de hacer todas las empresas y todos los mexicanos y yo --mis respetos porque son los empresarios los que generan riqueza en esta nación. Tenemos que entender que tenemos que hacer el pastel, el pastel llamado México cada día más grande, cada día más grande para que la rebanada que le toque a cada mexicano y que le toque al gobierno sea satisfactoria. Y no lo que estamos haciendo actualmente de pelearnos partidos contra partidos, candidatos contra candidatos, ejecutivo contra legislativo, poder federal contra el estatal y el municipal, sindicatos contra gobierno, y nada más estamos haciendo del pastel México puras migajas, y cada día es más chico, y esto a nadie le va a satisfacer. ¿Y cómo hacer al país México cada día más grande? Es con más trabajo, con más esfuerzo, con menos gastos, con más ahorro, con más empeño, con más fe en esta nación.

Miren, por eso en cada acto importante de tu vida, planta un árbol.  Para empezar, cuando nazca un hijo, plántale un árbol. Cuando entre a la primaria, que plante un árbol. Cuando se gradúe, que plante un árbol. Cuando ustedes se vayan a graduar, sus hijos se vayan a graduar de las universidades, planten un árbol.  Aún cuando se mueran, pidan en su testamento que les planten un árbol. En cada acto importante de tu vida, por favor planta un árbol.

Patricia, ¿cuándo cortaría el árbol que su papá y su mamá plantaron enfrente de su casa cuando usted nació? Nunca. ¿Lo amaría, lo cuidaría? Sí. Usted tiene como 24 años y el árbol está bien frondoso, pero si ese árbol, Patricia, hubiese sido plantado por un ex presidente de la República en una campaña  forestal de hace 4 sexenios, no se acuerda ni cómo se llamaba el condenado presidente. Y son dos árboles iguales, fíjense. Uno lo plantó mi mamá, mi papá. lo amo, lo quiero. Y mientras más años pasan, más lo amo y más lo quiero. El otro lo plantó Papá Gobierno y me importa un reverendo comino lo que pase con ese árbol.

Por eso las cosas que hace Papá Gobierno en México no duran. Nadie las cuida, nadie las protege. Y a mí me da coraje, por ejemplo, ver a los rectores de universidades públicas cómo hacen surcos en ir y venir, surcos en ir y venir a la Secretaría de Hacienda, a la Secretaría de Educación, para que les aumenten su presupuesto para dar una buena educación en sus universidades, teniendo en cada universidad 600, 700 jovenzotes bien ponchadotes, puros Latin Lover, puros Fernanditos Colunga, pero flojootes, que no hacen nada los condenados. Y yo quisiera que todas las universidades y las escuelas de México, como lo hacemos en el Liceo Mexicano Japonés, y se hace en Japón, una vez, un fin de semana de cada año se reúnen padres de familia, alumnos, maestros y entre todos pintan la universidad, pintan la escuela, pulen los pisos, barnizan las bancas, hacen los trabajos de carpintería, hacen los trabajos de electricidad, y hacen los trabajos de plomería. Entre todos; y entre todos la aman, la quieren, la protegen y la cuidan.

Yo he visto en universidades, señores, cómo se está secando un pobre árbol, un arbolito en la universidad, y no hay un solo alumno que agarre una cubeta con agua para ir a regar al pobre arbolito... "No, p's eso que lo haga el jardinero.... Eso que lo haga el jardinero; yo soy Ingeniero Agrónomo..." Fíjense, a qué llegamos, de veras, de responsabilidad...

Por eso las cosas no marchan. Por eso las cosas no marchan, porque todo esperamos que el gobierno lo resuelva."



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(3:20)
Hasta aquí llegué por lo pronto en la transcripción, después de estar trabajando (a ratitos) por como 6 meses. (Falta como media hora) Según como vea en los comentarios si les interesó y si quieren que le siga, probablemente siga actualizando el escrito aquí mismo.



Por lo pronto, si quieren escucharla completa, pueden bajar los archivos que puse al principio... creo que donde me quedé en el texto es el inicio del archivo # 3.