Hoy habrás cancelado tus planes de viajar y finalmente sí irás a la clase. Estarás emocionado por verla de nuevo. Llegarás un poco tarde, un tanto con la esperanza de que tu lugar habitual --de cara frente a ella-- ya esté ocupado y tengas que ocupar otro, quizá junto a ella.
Pero al entrar al salón, ella no estará allí. En lugar de ella, habrá una silla vacía. Enfrente, tu lugar vacío esperándote, y otro más hacia la derecha, junto a tu amiga y frente al amigo de ella. Ese amigo que probablemente tiene sentimientos similares a los tuyos, pero que seguramente ella ve como su amigo, y nunca tendrá oportunidad de ser otra cosa. Y probablemente él siempre la esperará. Tú ya has estado antes en esa situación, y sabrás que esta vez no caerás.
Por alguna razón, te sentarás en el lugar frente a él. Ni siquiera pasará por tu mente la pregunta de cuál lugar escoger. Instintivamente te sentarás junto a tu amiga y no frente al lugar vacío. Seguirás entonces la clase concentrado, sin ella, tratando de reprimir ese sentimiento de que la extrañas para no perderte de ningún concepto.
Ya empezada la clase, ella aparecerá en la puerta y saludará, un poco apenada pero tan alegre como acostumbra. Y se sentará en su lugar habitual.
Ella siempre es muy alegre, pero hoy aparentemente estará un poco más alegre que de costumbre. O tal vez sólo será tu imaginación. Tal vez sólo será que ya tienes muchas ganas de verla.
Durante la clase, buscarás sus ojos constantemente, aunque nunca los encontrarás de frente. En un momento que hayas dejado de prestarle toda tu atención, el turno de leer tocará a ella, y su voz dulce y suave te recordará que estás contento de verla de nuevo. Como hace 8 días, cuando de manera amistosa conseguiste su número de teléfono. Y no te atreviste a hablarle en la semana.
En un momento notarás que ya perdiste el hilo de la clase y que habrás estado discretamente perdido en su rostro por unos minutos. Imaginarás lo bien que se sentiría que ella buscara el tuyo y sonriera. Pero eso no pasará. Al menos no hoy.
Y entonces por tu espalda correrá un sentimiento que ya conoces bien. Ese sentimiento inexplicable que trae cosquillas cargadas de emoción, y sube por toda la espalda haciéndote sonrojar. Pero por alguna razón, hoy vendrá acompañado de otro sentimiento. Y ese otro es el miedo.
"¿Y si ya hay alguien en su vida?" "¿Y si hoy viene tan alegre porque en la semana --que pude haberle marcado y no lo hice-- encontró a alguien con quien compartir?" Todas esas preguntas empezarán a hacer eco en tu cabeza, dirigidas por ese ente tan malévolo que es el Miedo.
Y un par de segundos después, recapacitarás. El Miedo es el peor enemigo y decidirás rechazarlo, botarlo, desaparecerlo mágicamente. No deberás tener miedo por lo que ha pasado antes. Lo que ha pasado antes ocurrió porque tenías miedo.
Y seguirás disfrutando perdido en sus ojos dulces, en su sonrisa, y en su voz.
De camino a casa seguirás pensando en ella. Reconocerás que aún tienes algo que te estorba, aunque afortunadamente esta vez no tendrá que ver con otras personas, sino sólo contigo mismo. El Miedo. Y te darás cuenta de que, aunque estás lejos de estar enamorado --quizá no tanto--, ciertamente es ella quien ocupa todos los ratos ociosos de tu cabeza últimamente. Y decidirás combatir el miedo. Y lamentarás un poco esta vez no haber salido durante el descanso con ella y con sus amigos. Y pensarás que probablemente la extrañarás la próxima semana, porque saldrás de la ciudad y no la verás.
Llegarás a casa y le confesarás a todos, por primera vez, que llevas un par de semanas pensando en ella.
Y al terminar de escribirlo, suspirarás discretamente, tratando de evitar la cursilería, y pensarás qué día será bueno para marcarle por teléfono.
2 comentarios:
Comentarios originales (de antes de que lo quitara... y lo volviera a poner) aquí.
wow! que poético... y que acertado en algunos casos que de hecho desde mi punto de vista pasaron por coincidencia. wow! eres vidente jijiji ^-^
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